Recadero parte 3

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Acostada en las gradas que utilice de cama improvisada me hallaba en posición fetal con mis manos apretando mi cabeza como si me ayudase a aliviar el malestar. "¡Mátenme!, ¡¿Por qué cuando no estoy buscando nada lo encuentro?! Tranquila Kaily, relájate. Él no sabe que yo soy K, el supuesto chico con el que habla....RELÁJATE"

—Ethan, te diría que es un gusto pero eso es mentira—"La verdad nunca en mi vida espere llegar a verte en persona." —Es tu culpa que me esté muriendo.

Le escuche reír—Yo no te golpee.

—¡Cállate!—le gruñí enojada.

—Auch...¿Me dirás tu nombre?—me pregunto amable restándole importancia a mis palabras.

Le vi de reojo, tenía una expresión tranquila aunque me incomodaba que me mirase fijamente—Me llamo Kaily, ahora cállate—.Luego de un breve segundo me queje—...Creo que voy a vomitar.

—Oh, ¿Te traigo una bolsa?—inquirió preocupado.

Me solté la cabeza para sobar mi estómago—No, estaré satisfecha si te vomito a ti, así si muero seré capaz de descansar en paz.

Me removí entre las duras gradas quedando boca arriba. Reafirme lo que ya sabía, no importa como me acomode, estoy incómoda.

—Kaily, ¿qué tienes?—me pregunto con una mueca de confusión pintada en su rostro al verme removerme sobre las gradas mientras buscaba una posición confortable.

Estire mis brazos entre las sólidas gradas—Aquí, casual esperando a que el suelo sea suave.

La estruendosa carcajada que broto de los labios del castaño llamo la atención de todos los presentes en el gimnasio que no tardaron en mirarnos.

A como pude me lance hacia él y con mi mano le tape la boca—¡Cállate!—le ordene cabreada.

Tomándome de la muñeca, alejo mi mano—¿Acaso "cállate" es tu palabra favorita?

Quise replicar pero hablo antes que pudiese decir alguna queja—Si quieres puedo llevarte a tu casa.

—¡NO!—le grite nerviosa.

Parpadeo y luego sonrió dejando al descubierto su dentadura. —Tranquilo K, yo no muerdo.

Me quede de piedra. Sentí su mano sobre mi cabeza y sus dedos tomaron una mecha de mis cabellos.

"No, es mentira. Es parte de mi cabeza, no tiene nada que ver, él no tiene idea de quién soy yo."

Con mis ojos bien abiertos, mis labios temblando, mis manos sudadas y el corazón en la garganta no pude decir nada.

El castaño soltó lentamente las hebras de mi cabello y aun con una dulce sonrisa se levantó.—Sigo esperando tu respuesta K—dijo antes de alejarse.

—¿Cómo lo sabes?—susurre.

Cuando reaccione, busque con desesperación mi celular y marque.

—¿Qué quieres?—respondió cortante Daisy demostrando su gran amor por mí.

—Ven a buscarme...

¡Ups! # equivocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora