UN AMØR INFERNAL

VEINTIUNO° Empresa

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*Julio

No sé sí fue correcto forzar a que recordará algo más, comprendo su dolor pero quiero que entienda que no está solo, que estamos nosotros y que estoy dispuesto a encontrar a su familia.

Lo miró por el retrovisor está durmiendo.

Estacionó el auto.

—Elías —Me acercó —hijo ya llegamos.

—Abro los ojos con lentitud —¿Dónde estamos papá?

—En la empresa hijo me acaban de llamar mientras dormías, vamos.

—Me levantó con desdén —Esta bien.

Comenzamos el recorrido mi padre me explica que esta empresa es un pilar muy importante para los otros negocios que tiene y sobre todo como se ha convertido tan importante entre los mercaderes más destacados.

—Y este es mi despacho.

 Lo que más me gusta es la ventana completamente trasparente donde se puede apreciar toda la ciudad viendo pasar las personas y los autos.

—¿Te gusta? —Miró la expresión de mi hijo —espero que sí pues tú serás quien ocupe mi puesto.

—¿Yo?

—Sí hijo.

—Pero papá no estoy preparado y sí todo lo que lograste lo hecho todo para abajo...

—¡Hijo! —Hago que me miré —lo lograrás, cree en ti.

Alguien entra a mi despacho.

—Pero mira a quién tenemos aquí, al hijo de Julio Cortazar —Lo miró de pies a cabeza.

—Él es mi mejor amigo, Iván Boros —Lo señaló.

—Un gusto —Estrecho la mano del Señor. 

—Un gusto en conocerte, te digo algo tú padre se preocupa mucho por ti.

—¿En verdad? —Volteó a ver a mi padre.

—¿Qué se te ofrece amigo?

—Vengo avisarte que Mauricio llegó con un chico nuevo y quiere verte.

—Haciendo otra vez lo que se le pega la gana sin mi consentimiento.

—¿Qué pasa papá?

—Nada.

—¿Y por qué no aprovechas y presentas a tú hijo? —Me cruzó de brazos.

—¡Me parece perfecto!

Guió a mi hijo a la sala de juntas donde veo sentado a Mauricio, al lado un joven y sin esperarlo me encuentro con Mariza.

—¡Julio! —Me levantó a saludarlo.

—Buenas Tardes —Estrechó la mano de Mauricio