UN AMØR INFERNAL

TREINTA Y SIETE° Vendrás conmigo

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—¿Qué harás?

Él me mira y luego sigue en lo que estaba haciendo, sigue buscando algo entre sus cajones y veo que saca una navaja la cual guarda en una de sus botas.

—No me sigas —Bajo las escaleras.

Al cruzar la sala veo la foto donde estoy con mis padres.

—Lo sostengo con firmeza —Prometo que estaremos juntos de nuevo.

Lo dejó sobre la mesa y sigo mi camino.

—No vayas —Me interpongo en la puerta.

—Te dije que no me siguieras.

—No te dejaré ir solo.

—¿A caso no comprendes?

—¿Comprender qué? no te dejes llevar por la ira —Lo miro enfadada.

—¡Quiero que comprendas que ya no quiero perder más seres queridos, ya no quiero!

—Pero yo no quiero perderte a ti.

—Lo siento Angie pero esta vez iré solo —La sujeto del brazo y con ayuda de una cuerda la amarro.

—¿Qué haces? —Veo como amarra mis manos y piernas —no lo hagas.

—Lo siento.

Salgo de ahí escuchando los gritos de Angie, subo a mi auto no sin antes darle un último vistazo a mi casa comienzo el trayecto acelerando un poco más, atravieso la carretera que con ayuda de señalamientos sigo el camino por la cual pase con Anderson.

«Y creer que me amaba»

Doy dos vueltas a la izquierda y una vuelta hacia la derecha donde logró ver la cabaña, estaciono mi auto en donde no la puedan ver salgo y sigo la ruta de piedras sobre el pasto.

Al llegar a la puerta toco el timbre esperando que alguien me abra, luego de unos minutos ella se asoma.

—¿Y Anderson?

—¿Para qué lo quieres?

—Eso a ti no te incumbe.

—Tienes razón —Salgo y veo que es él —déjanos solos.

—Esta bien —Le doy un último vistazo.

—¿Por qué viniste hasta aquí?

—Hablemos en otro lugar.

Él asiente y me lleva al patio de la cabaña.

—Ya que estamos aquí dime.

—¿Dónde esta mi Padre?

—No lo sé.

—¿A caso crees que te creeré?