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Aquello seguía siendo curiosidad y asombro por el repentino cambio de actitud en Jason, y en ese momento se sentía demasiado ansiosa por saber que era lo que hablaban ambos amigos, que haya logrado que una persona tosca y sin emoción, estuviera riendo de manera tan natural.
—Él te gusta, ¿verdad? —preguntó Emilie en un tono bajo—. Tus ojos brillan cuando le miras.
Abigail le dio un leve golpe en el brazo con su codo, para luego negar con su cabeza mientras repetía en su mente: Es sólo curiosidad.

Las clases avanzaron rápidamente llegando por fin la hora de irse, dejando a una Abigail aún abrumada por todo, sin poder quitarse de la mente la imagen de Jason sonriendo. Era algo tan irreal, que cada vez que había volteado sigilosamente a mirarlo para verificar si lo volvía a hacer, solo se encontraba con un rostro cabizbajo, leyendo, apoyado en uno de sus brazos o escribiendo los apuntes de las clases, pero siempre con una expresión neutra como si tuviera una máscara pegada en aquel hermoso rostro. Aun no entendía como podía tratarse de la misma persona.
Abigail comenzó a ordenar sus cuadernos para guardarlos en su mochila y marcharse de la sala. Estaba en camino a la salida de la escuela, cuando divisó a Jason a unos metros lejos ayudando a una joven, con unas hojas que se encontraban esparcidas por todo el suelo. Por la sorpresa se escondió en uno de los pasillos más cercanos para que no la descubrieran observándolos, y cuando se inclinó un poco para mirar, encontró a la joven de cabello rubio sonriendo con sus mejillas bañadas de un color carmesí, mientras que con su mano derecha enrollaba mechones en su dedo índice. Jason la miraba fijamente con una intensidad que hasta a ella desde lejos la había logrado ruborizar, además de hacerla sentir nerviosa, al pensar que se había dado cuenta de que los observaba y que aquella mirada estaba dirigida para ella.
—Muchas gracias por ayudarme —dijo la joven con una voz dulce.
—No podía pasar por encima de tu trabajo —respondió Jason con una voz grave, además de carecer de emociones—. Igual no estoy apresurado en marcharme.
—Entonces... ¿Tienes tiempo para ir por ahí?
—¿Por ahí?
—Ya sabes... Ir a dar alguna vuelta. —Con una leve inclinación hacia adelante, la joven sonrió de manera infantil mostrando sus rasgos más dulces. lo que la hacía ver como una bella muñeca.
No obstante para la sorpresa de ambas, Jason luego de escrutarla por un instante más, se negó a su invitación de manera cortés y luego se marchó.

Locura infinita. ★Jason the toymaker★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora