Lluvia -Stodos

Epílogo.

Bien. Sé que están ansiosos por ver el final de esto. De antemano me disculpo por si no satisface sus expectativas. Al final hay una nota.

¡Buena lectura!

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Era una mala idea, no mala. Era pésima. Pero era una decisión que ya había sido tomada. Realmente no puedo recordar cada detalle de cómo fue que pasó pero lo hecho ya estaba.

Era un día más, mi día comenzó con un suave meneo en mi hombro que me hizo abrir los ojos y luego cerrarlos por la excesiva luz que entraba por la ventana. Suspiré y entonces me senté y parpadee varias veces hasta conseguir tener la vista aclarada y ya acostumbrada a la luz, bostecé para después mirar a quien me había despertado.

–Buen día –la sonrisa tranquila me hizo sonreír con modorra- el desayuno ya está listo abajo

–...días –mi voz sonaba totalmente somnolienta- ¿Qué hora es?

–9:57, es temprano aún

Asentí y me levanté, miré hacia mi cama y con pereza la ordené. Luego con pasos arrastrados seguí la amplia espalda que ahora era vestida por una simple camisa de color azul. Caminé un poco más y recargué mi frente en el medio de aquella espalda y pasé mis brazos por aquella fuerte cintura, enrollándolas y haciendo que me llevara él.

–No seas flojo Stiles –dijo risueño, aun así me dejó que me recargara en él

Bajamos y en el comedor me encontré con tres hombres que conversaban de manera tranquila y familiar, al verme me dieron los buenos días y les contesté de la misma manera que al hombre que aún me arrastraba hasta dejarme en una de las sillas disponibles. Me pasaron el plato con tortitas recién hechas y una taza con mi café especial.

–Bueno, tengo que irme –un chico moreno se levantó y dejó que terminara de tomar mi café para luego tomar mi barbilla y besarme suavemente en los labios- hasta la tarde, recuerda que iremos a cenar con mi madre

–No lo olvido, que te vaya bien Scott

Él sonrió y se fue. Seguí con mis tortitas hasta acabarlas.

–Yo igual tengo que irme, tengo una cita con un cliente

–Eso se escuchó muy sucio, Jack –reí entre dientes- vas hacer que me ponga celoso

–Si el señor Adams te causa celos, estas muy mal de la cabeza cariño

Isaac y Derek rieron a mis costados.

–Ohm no sé, para tener sesenta y cuatro años seguro aún se mueve bien –baje y levanté mis cejas- apuesto que sigue muy apretado allá atrás

Jackson resopló y se inclinó para besar mis labios.

–A ti nadie te gana, nos vemos por la tarde

Sonreí y me relaje en la silla. Los otros dos tenían el día libre igual que yo, o bueno, Derek no tanto ya que debía estar en otro lugar en tres horas, por lo que después de desayunar se fue a resolver unas últimas cosas antes de irse a dar una ducha. Mientras tanto, Isaac me platicaba sobre unas cosas de su trabajo.

Ahora regresemos nuevamente a lo que está pasando conmigo y mi corazón.

Hace varios días había llegado a casa, encontrándome a los cuatro sentados en mi sala, llegar y hacer frente a esas personas tan importantes para mí era algo de lo cual aún no estaba seguro de abordar. Era un tema al que he estado dándole vueltas tantas veces a todas horas del día, no hay momento que pueda estar tranquilo porque el tener en mis manos la decisión de dañar o no el corazón de ellos es algo que me acojona y no me deja respirar.