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- Mmm

Ese Mmm podía ser positivo y negativo, así que la Pelinegra esperó otro comentario de Camila; pero la castaña no dijo nada más.

- ¿Mm? –Preguntó Lauren-

- Si, Mmmm -Repitió, riéndose-

- -Se rió, pues la forma en que Camila lo había dicho era muy graciosa- ¿Eso es que está rico o que está asqueroso?

- ¿Tú qué crees? –Le preguntó sonriendo-

- Pues no creo nada, solo espero por mí bien que esté rico -Camila se rió- Bueno ya, dime, ¿Cómo está?

Camila sonrió y enrolló un puñado de espaguetis con su tenedor.

- Compruébalo tú misma -Llevando el tenedor a la boca de Lauren con una tierna sonrisa-

Lauren sonrió de la misma forma y abrió la boca, probando los espaguetis. Después de saborearlos con detenimiento dijo:

- Pues no sé para ti, pero para mí están muy ricos

- Le pusiste mucha sal -Lauren rodó los ojos- pero -Añadió sonriendo- sin contar eso está delicioso

Lauren respiró hondo, satisfecha de su trabajo.

- Felicidades –Dijo Camila, riendo-

- Gracias –Contestó feliz Lauren, riendo-, entonces tendré un rico postre, ¿no? –Preguntó, sonriendo pervertidamente-

- Probablemente –Le picó un ojo, sonriendo de la misma forma-

Siguieron comiendo, Lauren no paraba de mirar a Camila de forma realmente intimidante.

- Lauren tienes que comerte la comida, no a mi –Se rió, masticando los espaguetis-

- Es que definitivamente prefiero comerte a ti ¿no podemos adelantar el postre? –Rozando, por debajo de la mesa, su pie con el de Camila-

- No cariño, el postre siempre va después de la comida -Le dijo nerviosa, pues con ese rose la piel se le había erizado-

- ¿Quién dijo eso?

- Yo, lo dije yo. -Se levantó- Se nos olvidó la bebida

- ¿Y qué vas a traer? ¿Vino? –Preguntó desde la mesa-

- Para mí sí, para ti un refresco –Respondió desde la cocina-

- -Se levantó, caminando hasta la cocina- Jo*der Camz solo una copita, una noche

- No –Mirándola amenazantemente-

- ¿Por qué?

- ¿Es necesario que te responda? –Mirándola mal-

- -Suspiró- Eso solo fue una noche y ya sabes por qué fue te prometí que no iba a volver a pasar y solo es una copa

- -Intentaba abrir la botella- También me prometiste que no ibas a volver a tomarte ni una copa.

- Sí, pero no puedo estar sin tomarme ni una copa toda mi vida -Agarró la botella, abriéndola-

- Gracias –Dijo, volviendo a coger la botella- y me da igual que no tomes ninguna copa en toda tu vida.

- Cariño llevo toda la tarde metida en la cocina haciendo tus espaguetis ten compasión de mí -Puso cara de pena, intentando convencerla-

- Esa cara no te va a servir de nada reina –Mirándola mal, cogiendo una copa y caminando nuevamente al comedor-

Un Amor InevitableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora