Capítulo 25

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***Dawn***

Él me cogió de la mano de nuevo y empujó la doble puerta que nos separaba de la siguiente sala. En efecto, eso sí tenía todo el aspecto de una fiesta. La gente bailaba al ritmo de la música latina y nosotros entramos haciéndonos un hueco entre la multitud.

De repente Oliver me cogió por la cintura y pegó su cadera a la mía. Empezó a moverse de forma poco decorosa, sin ninguna vergüenza y dejándome totalmente alucinada.

- ¿Ya no te preocupa que nos vean?- pregunté

- Sí me preocupa. Pero no por ello voy a dejar de disfrutar

***Oliver***

Continué mi baile junto a ella durante varios minutos. Ella entrelazó sus manos tras mi cuello pegando aún más nuestros cuerpos. No pude resistirme a besarla. Sus labios se movían insistentemente bajo los míos y su lengua jugaba con la mía de un modo casi obsceno. Ella siempre era muy fogosa y después se iba calmando, se dejaba guiar por mí. No es que no me gustasen los besos apasionados, pero cada cosa tiene su momento y su lugar.

- Te noto muy cambiado Oliver- dijo ella alejándose un poco y mirándome

- ¿Para bien o para mal?

- Para mejor- aseguró lanzándose a mis labios

Nuestros besos continuaron sin cesar el baile. Entre tanto roce y la temperatura que hacía allí me estaba alegrando de no haber bebido nada de alcohol. Dawn me llenaba totalmente de energía. Ni en mis mejores tiempos había actuado así con una chica. Nuestros cuerpos parecían estar cada vez más juntos y ya no hablemos de nuestras bocas.

Ella de repente se separó un poco de mí, se puso de puntillas antes de hablarme al oído. Me agaché un poco para que llegase mejor.

- Invítame a algo de beber ¿no?

Volvió a su altura normal y sonrió.

- No voy a comprarte nada con alcohol

Lo que nos faltaba ya. De borrachos al río.

- ¿Por qué no?

- Porque eres pequeña. Y porque no quiero que te descontroles- dije con sinceridad

- No-negó ella- lo que no quieres es que me descontrole y que te acabe convenciendo

En el fondo ella llevaba razón. Miré entonces la hora y me quedé pasmado. Eran casi las 3 de la mañana. ¿Cómo había pasado el tiempo tan deprisa? Yo tenía que trabajar al día siguiente...

- Oye Dawn... ¿y si nos vamos?

- ¿Ya?- puso cara de corderito degollado

- Yo mañana trabajo y...

- Bueno, promete que me recompensarás

- Prometido

Me dio un beso rápido en los labios y sonrió.

- Genial

Salimos de allí y volvimos relajadamente en el coche. La acerqué hasta su casa y cuando paré ella no parecía tener intención de bajarse.

- ¿Me vas a dar mi recompensa?-murmuró

- Según lo que quieras

- Pórtate bien- dijo en apenas un susurro

Sus labios encontraron rápidamente los míos pero todavía mi atención no estaba del todo distraída. Escuché el "click" de cuando desabrochó su cinturón y sentí como se acercó más a mí. Me empujó ligeramente para apartarme y cuando quise darme cuenta se había cruzado hasta mi asiento del coche y se había sentado sobre mí.

- ¡Dawn! Joder... estamos frente a tu casa, esto es...

Su siguiente beso no me dejó terminar la frase, pero aún así mi malestar seguía ahí.

- Nos pueden ver- acusé cuando me dejó respirar unos segundos

Ella sonrió sarcásticamente y toqueteó los botones del asiento, hasta que consiguió recostar el respaldo. Me empujó por los hombros y me obligó a tumbarme. Ella se inclinó sobre mí, quedando su pecho sobre el mío y su rostro muy cerca también.

- Ya no nos ven

- Dawn, esto es una locura...

- Me has dicho que no ibas a dejar de disfrutar por lo que pensasen los demás...

No me dejó contestar. Sus labios acapararon de nuevo los míos. Su lengua se movía contra la mía y recorría cada rincón de mi boca. Su saliva se entremezclaba con la mía, y por unos momentos; mis pensamientos también se confundieron con los suyos. 

La seguí el juego sin ser muy consciente del por qué. Aquello era arriesgado y altamente estúpido, pero quizá ahí estuviese el morbo.

Sus labios descendieron ligeramente por mi mandíbula hasta mi cuello y sus manos tiraban del cuello de mi camiseta. Su lengua se detuvo en el hueco de mi garganta y yo suspiré débilmente.

- ¿te gusta?- preguntó contra la piel de mi cuello

- Demasiado-admití

Y era verdad, estaba teniendo que hacer grandes esfuerzos para que la sangre siguiese circulando por todo mi cuerpo y no se concentrase en el punto menos apropiado.

Ella rió cerca de mi cuello y un escalofrío recorrió mi espalda. Sus besos continuaron por mi cuello con una incesante insistencia que iba a acabar conmigo. Cuando sus manos se introdujeron bajo mi camiseta me decidí a parar toda aquella locura.

- Dawn...

- ¿Hmm?

- Para por favor- pedí suavemente

Sus manos ascendieron un poco más por mi torso, ignorando mi petición.

- Si te gusta...-murmuró

Inspiré con fuerza y cogí sus muñecas, separando sus manos de mi cuerpo.

- Ya está bien- dije mirándola a los ojos

Ella puso los ojos en blanco y se incorporó.

- Eres un aburrido

- Tener cabeza no es sinónimo de ser aburrido

- Si tuvieses cabeza de verdad no habrías dado pie a esta situación- sonrió de lado y agitó la cabeza, para apartarse el pelo de la cara

Ni me molesté en contestarla. Total... ¿para qué? Ella seguiría en sus trece.

- Hasta mañana Oliver, que descanses- murmuró tras unos segundos de silencio.

Dulce ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora