Capítulo 28

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***Dawn***

Nada más decir aquello rodeó mi cara con sus manos y me besó con ganas. Sentí su piercing contra mi lengua y me di cuenta de hasta qué punto había echado de menos sus besos.

Sin saber muy bien como acabé dando con la parte baja de la espalda contra unas cajas. Oliver me miró con cara de circunstancias y me aupó para sentarme sobre ellas. A pesar de estar sentada mi rostro estaba a la altura del suyo. Recibí un nuevo e impactante beso que respondí como pude. Me estaba dejando alucinada con toda aquella efusividad.

Sus manos rozaban mi rostro y me apartaban el pelo de la cara. Sus labios descendieron lentamente por mi cuello.

- Te he echado demasiado de menos...-murmuró poniéndome la piel de gallina

- Ya lo veo- sonreí

- No vuelvas a desaparecer así- pidió mirándome a los ojos

- No desaparecí... se lo dije a Ben- me excusé

- No me has cogido el teléfono en toda la semana

- Lo siento- me disculpé

Nuestra tranquilidad se vio interrumpida por unos golpes en la puerta del almacén. Me apresuré a abrir la puerta. Una compañera mía necesitaba entrar para coger más botellas.

- Joder Dawn... como te lo montas para ser tan pequeña-comentó ella

- No hacíamos nada- aclaré

- No me incumbe lo que hagas o dejes de hacer

Ella miró entonces a Oliver y se impresionó un poco, no sé si por lo tremendamente guapo que se había puesto aquella noche o porque se dio cuenta de que me venía algo mayor. Le hice señas a Oliver para que moviese el culo y nos fuésemos de allí. Salimos de nuevo al ruido del local y él salió de la barra.

- ¿Te veo mañana?

- ¿Te vas?- dije sin dar crédito

- Aquí no puedo disfrutar de tu compañía

- Llámame mañana

- Cógeme el teléfono cuando lo haga

Sonreí cuando se fue y suspiré.

A lo largo de la noche Isaac se me acercó varias veces. Estaba más majo que en los últimos días. Dentro de lo malo, ya me iba acostumbrando a sus cambios de humor naturales y a los producidos por el alcohol.

***Oliver***

Llamé a Dawn sobre las 12 y no me lo cogió. Se me hizo un nudo en el estómago, pensando que volvía a evitarme. Cuando Isaac se despertó, le bombardeé con mis dudas.

- Eres estúpido, Oliver.

- Pero...

- Ella estará durmiendo... Date cuenta de que trabaja hasta las 6 o las 7 de la mañana

No había caído en eso. Isaac tenía razón.

- Vamos que habrás estado jodiéndola el sueño con tus llamaditas. Si yo fuese ella no te lo cogería en dos semanas.

- No me jodas, Isaac.

Después de la hora de la comida ella me llamó.

- Oliver, siento no habértelo cogido. Estaba...

- Durmiendo- la corté- no te preocupes

- Sí... ¿Aún tienes ganas de verme?

Entre todas las preguntas estúpidas que podía haberme hecho escogió la más gorda. ¡Claro que tenía ganas de verla!

Dulce ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora