Epílogo

540 42 37
                                    

¡Holaaaa! Bien, con este capítulo cerramos la historia después de tanto tiempo. Muchas gracias por todos los votos, comentarios y opiniones que habéis ido dejando. Espero que os guste ;)

-------------------------------------------

4 meses después...

***John***

Me desperté a causa del ruido que provocaba el aire fuera del piso. Abrí los ojos perezosamente y la vi tumbada justo a mi lado. Me daba la espalda y podía observar como su costado ascendía y descendía con cada respiración. Una vez más, volví a echar de menos su larga melena. Hacía tiempo que se había cortado el pelo a la altura de la mandíbula pero aún no le había crecido. Me acerqué hasta ella y la besé el hombro cuidadosamente. Salí de la cama saltando por encima de su cuerpo, procurando no despertarla y fui directamente a ducharme.

En estos meses hemos pasado por toda clase de momentos: discusiones, momentos realmente tristes por su parte, peleas, risas, alegrías, excursiones fuera de la ciudad... Los fines de semana tenía libertad plena para estar fuera de la residencia. Sus compañeros solían irse con su familia y ella en los últimos tiempos siempre los pasaba en mi casa. Poco después de que viniésemos aquí ambos comenzamos una especie de relación más o menos seria... no fue algo premeditado si no algo que surgió. Ella necesitaba un apoyo tremendo y yo lo único que quería era ayudarla.

Dawn se había convertido en una persona muy diferente. Parecía que solo conmigo podía ser quien quería ser de verdad, aunque solo en contadas ocasiones. Con sus compañeros del internado lo único que hacía era discutir y pelearse, pero no porque quisiese, si no porque no quería que nadie se acercase a ella. Se había autoconvencido de que era una mala persona, de que todo el que se acercaba a ella acababa lastimado, y procuraba por todos los medios que la gente la odiase. Incluso a mí, de vez en cuando intentaba apartarme de ella. Pero hacía mucho que ya había descubierto que eso lo hacía para intentar protegerme. No necesitaba que ella me cuidase, era yo quien había ido hasta allí para cuidarla. Yo solo necesitaba que ella me quisiese, que me necesitase a su lado.

Salí de la ducha y volví a la habitación a por la ropa. Dawn ya se había levantado y estaba llorando, asomada a la ventana.

- ¿Qué te ocurre?

Me apresuré a acercarme a ella y a abrazarla. Eran muchas las veces que empezaba a llorar sin control y casi nunca sabía explicarme el motivo. De hecho no había motivo concreto, lloraba cuando el malestar que sentía por dentro ganaba la batalla contra la necesidad de guardar las apariencias.

La cogí ligeramente por los brazos y la llevé con cuidado de nuevo a la cama. Ella se sentó sobre mis rodillas y hundió su rostro en el hueco entre mi hombro y mi cuello. Entonces percibí que no lloraba, o al menos que no solo lloraba: se estaba riendo.

- ¿Dawn...?

- ¡Está nevando, John!

Dirigí la mirada hacia la ventaba y comprobé que llevaba razón. Podía ver la azotea del edificio de enfrente cubierta con una capa de nieve y cientos de copos que seguían cayendo, azotados por el viento.

- Si cielo, está nevando- me alegré de saber que no lloraba por nada malo

Ella sonrió ligeramente mirándome a mí y al exterior alternativamente. No pude reprimir el impulso de recoger las lágrimas de sus mejillas con una de mis manos. No me gustaba verla llorar.

- Por favor, por favor, hagamos algo especial- pidió

Me miró, con los ojos aún brillantes y un ligero temblor en la voz.

Dulce ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora