Capitulo 4. "Hola princeso.."
-¿Quien anda? -Me devuelve el grito, junto con un acento poco creíble. Di unos pasos hacia atrás y mire dentro del rancho. Su cabellera anaranjada y alvorotada se asomaba lentamente por el marco de la puerta destrozada.
-¿Ya no conoces mi voz? -LPregunte con una sonrisa en los labios. Sus ojos se abrieron a mas no poder y se dejo ver entero, con una gran y hermosa sonrisa, con esa sonrisa que me regalaba de pequeño, sus ojos verdes amarronados contenían un brillo especial cuando me observaba de arriba a bajo, estaba diferente, su cuerpo estaba diferente, al igual que su rostro, se encontraba mas maduro pero seguía siendo el.
-¡Pequeña Jones! -Grito al terminar de analizarme, dejando su raro y poco creíble acento de lado. De un sopetón abrió el intento de puerta, saliendo de allí en un salto y dándome un gran y hermoso abraso. Envolviéndome en sus grandes, cálidos y musculosos brazos, haciendo que vuele por el aire como lo hacían esas parejas en las películas románticas. Sin muchas vueltas, le devolví el apretón de cuerpos, sintiéndome de una extraña manera.. una manera que no sentía hacia mucho. Escondiendo mi rostro en su pecho y parte del brazo, me quede alli por unos munutos.
-Jeremy..-Susurre con cariño, levantando apenas mi rostro y queriendo alcanzar su oído.- Se que me quieres, pero me dejas sin aire.-Largue una escasa risa. Mientras trataba de que mis pulmones tomen aire, el aflojo su agarre haciendolo algo posible.
-Lo siento..-Dijo apartándose un poco de mi.- Y.. ¿has conseguido traerlo? -Pude sentir el aroma a menta que salia de su boca. Con la misma sonrisa que me recibio, me miraba dulcemente.
-Sip.-Le conteste en un pequeño y raro cantito, meneando la cabeza y volviendo a sus ojos.-Y hay que meterlo adentro.-Señale el interior de la casa con el pulgar.
-Ok. Vamos entonces.-Dice, soltandome y pasando su mano por mi cintura.
Jeremy bajo los escalones con pequeños y alegres saltitos, haciendo que yo ria en mi interior y mostrando una sonrisa en mi boca. Baje los escalones y mi anaranjado amigo, me extendió la mano, para sujetarme entre la tierra y lodo. Caminamos hacia la chata despintada y oxidada, compartiendo miradas y sonrisas, donde en la parte trasera se encontraba Malik.
*Narra Zayn.*
{¿Que es lo que sucede? ¡Coño! ¿me secuestraron? ¿Raptaron? ¿quien demonios es esa muchacha? ¡carajo!} pensaba y apretaba cada vez mas mis ojos. Mi cabeza se encontraba a gacha, me dedicaba a tratar de respirar lo mejor y mas natural posible. La muchacha que me había "secuestrado", -de alguna manera- se había ido y por el momento no venia. Escuche los gritos de un hombre hace unos momentos, se sentian algo alejados del lugar en donde me encontraba, pero los escuchaba. {¡Lo esta matando! No seas idiota, ¡Se están riendo!}
Senti como unos pasos se acercaban a mi, como las suelas de las zapatillas se hundían en, lo que podía imaginar, lodo. Me incorpore dejando de lado mis pensamientos al respecto de la cara de esta muchacha y los gritos de aquella otra persona. Podía sentir algunas risas y voces, no eran muchas, pero las sentía. {¿Eran los muchachos? ¿toda esta mierda era una broma?} Mis pensamientos fueron interrumpidos otra vez, ya que, la puerta de la parte de atrás, en donde yo me encontraba, se abrió como si nada. Sentí como unas manos firmes, me sostenían a los costados de mi cuerpo y trataban de tirarme hacia afuera. Esposado y con la cabeza cubierta, forcejee y gruñi, ante los constantes tirones de esas manos grandes y pesadas. pensé al sentilas
-Zayn..-Escuche su voz, junto a ese tono de advertencia al igual que la ultima vez.-Es un buen amigo, no te hará daño.-Dijo con una notable alegría.
Deje de pelear con esta persona que no conocía, y me senté con los pies fuera de la chata. Con las manos aun atrás, en la espalda, me enderece y mire hacia delante, mirando la oscuridad de la bolsa que no duro mucho, ya que, un 'algo' la saco de prisa de mi cabeza, dejándome ver la enseguesedora luz del sol. Me quede con los ojos cerrados unos instantes, y los fui abriendo lentamente dejando que se acostumbren a la claridad.
Al ver mejor, vi a un muchacho de unos 25 años, de piel blanca y pecosa. Sus ojos eran oscuros, medios verdes amarronados, acompañados de una sonrisa 'coqueta' y su cabello color naranja tambien oscuro, se encontraba delante mio. Me miraba con cierta gracia. Su atuendo estaba sucio y roto. Sus jeans rotos y emparchados, manchado en parte con lodo y ojala que lo otro sea mas lodo, su camiseta azul, algo ajustada a su cuerpo, desarreglada, arrugada y con manchas de café, te, y quien sabe que mas. En los pies, mantenía los jeans doblados, dejando ver sus zapatillas blancas, Nike, esas de botita, impecables, con la pipeta en color plateado. ¿Todos pensaban que tendría, no se, botas como de lluvia? Yo, al menos, pensaba eso.
-Hola princeso, soy Steve. -Dijo apartándome de los pensamientos respecto a su ropa y guineandome un ojo.