Narra Lula:
-Hombre, Antonio, ¿que haces por aquí a estas horas?
-Nada, que pasaba por aquí y pensé en saludarte y ver como estabas.
-Pues bien, como siempre, ahora mismo iba a ducharme, cenar y acostarme, estoy un poco cansada ha sido un día agotador- No pesaba en contarle la discusión que había tenido con Pablo por su “culpa”
-Voy a ser directo ¿vale?- Asentí con la cabeza, a ver con que me sorprende ahora.
-No me aguanto más ¿Si te beso pasa algo?- Dijo a un palmo de mi cara
-¿Como?- No me dio tiempo a seguir hablando y ya lo tenía ya encima mía.
Narra Pablo.
Estoy a una calle de su casa y no se ni que decirle, he metido la pata hasta el fondo.
Mientras me iba acerando a su casa vi que ella estaba fuera con alguien, no lograba ver bien quien era, estaba todo oscuro, no le di mucha importancia, me centre en aparcar bien e ir decidido hacia ella y pedirle perdón.
Puse el freno de mano y salí del coche, ella todavía no se había dado cuenta de mi llegada, mientras yo me iba acercando mas a su casa, Antonio se va acercando más a ella, hasta que llego a besarla, no me lo podía creer, ¿Se ha vuelto loca o que?.
Me quede parado, no pude reaccionar. Vi que ella me miro de golpe.
-Pablo, ¡espera!- Dijo Lula mientras se apartaba de Antonio.
-Soy imbécil, yo venía a pedirte perdón, y te veo con este, ahora dime que no tenía razón, ¡dímelo!.
-Pero...
-Pero nada, encima le besas- Volvió el nudo en la garganta, no podía aguantar más, se me cayeron un par de lágrimas.
-Pablo, escúchame- Su voz salio bastante suave, mientras que con el dedo gordo me quitaba las lágrimas.
-No me tienes que dar explicaciones Lula, tu y yo no somos nada, nunca lo hemos sido y nunca lo seremos, mañana vengo a por mis cosas.
No podía estar ni un solo segundo delante de ella, se quedo callada y no dijo nada, se fue para su casa, Antonio había desaparecido, me sentía mal, yo la quiero, me repetía una y otra vez.
Fui a mi casa llorando todo el camino, pensaba que ella podía sentir lo mismo que yo, me sentía como un autentico gilipollas. Tenía ganas de llegar a mi casa, no la había pisado en todo el día, salí esta mañana sin desayunar y ya tenía ganas de llegar.
Me senté en la cama desvistiéndome para ponerme el pijama, me di cuenta que seguía hay la nota que me había dejado Lula por la mañana.
“Me he tenido que ir súper temprano, no me acordaba que había quedado con los de la oficina, nos vemos luego a la tarde y nos tomamos algo juntos ¿vale? Un besito cielo”
La volví a leer, se me volvieron a saltar las lágrimas y termine rompiéndola.
Me levanté de la cama y me dirigí hacia la cocina a comer algo, al abrir el frigorífico me encontré otra nota de la cual esta mañana no me había dado ni cuenta.
“Por cierto, Te quiero grandullón. Lula”
Se me quitaron las ganas de comer, quería acostarme y pensar que todo esto había sido una pesadilla, el enfado y el desenfreno me hizo destrozar la nota y a arrasar por todo lo que había en mi camino hasta legar al sofá, me senté en él, me había escrito que me quería y yo en ningún momento se lo dije cuando lo sentía. Me quedé mirando al techo y con el paso de los minutos me quedé dormido.
Narra Lula.
El despertador sonó y yo no tenía ganas de levantarme, llamé al trabajo y les dije que no me encontraba bien para ir a trabajar hoy, evidentemente me cayó un puro pero me daba igual, no tenía cuerpo para nada, me tape con la manta hasta arriba y cerré los ojos, quería desaparecer por un instante.
Antes de que me quedarme durmiendo, llamaron a la puerta, ignore quien era por unos instantes, pero estuvieron más de 5 minutos insistiendo, decidí levantarme y así tal como iba abrí la puerta.
No me lo podía creer... No se como ha descubierto esta tía donde vivía.
-Hola María.
-¡Hola! ¿Que tal? Oye si tienes un momento me gustaría hablar contigo.
-No creo que tu y yo tengamos algo de que hablar, no nos conocemos de nada.
-Bueno... tu y yo tenemos algo en común.
