Capitulo 17: Éxtasis

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Narra Pablo:

Días después yo sigo sin leer la nota de Lula. Llevo dos días metidos en el estudio casero que monté en mi casa, grabando, escribiendo y volviendo a grabar. Tengo que preparar canciones nuevas para el nuevo disco.

No le di mucha importancia a las llamadas de María. No me importa nada todo lo que gire a su alrededor. No volvió a insistir, por una parte lo agradecí, por otra tenia curiosidad, nada más.

Esa misma tarde me entraron una ganas terribles de ver a Lula. La llamé varias veces al móvil, pero no contestaba. Me armé de valor, y fui directo a su casa.

Iba todo el camino sin escuchar música, ese silencio incomodo que yo mismo provoqué me servía para martirizarme.

¿Qué estará haciendo para no coger el móvil? Me daba hasta vértigo pensarlo.

10 minutos es lo que hay entre la casa de Lula y la mía, 10 minutos en los que mi cabeza empezó a enumerar todas las posibles escenas por la cual Lula no me había cogido en móvil.

Ya me encontraba enfrente de la puerta de ella, me costaba tocar al timbre. ¡Maldita mente! ¿porque juega a imaginar? Suspiré conté hasta 5 y toqué el timbre.

Sorprendida, me abrió la puerta. Estaba todavía en pijama.

Ahora el sorprendido era yo, sigue utilizando mi camiseta como pijama.

-Hola.- Sonreí.

-Hola ¿pasa algo?.- Nada más verla supe que le extraño mi visita.

-Te he estado llamando. ¿Dónde tienes el móvil?

Puso sus manos en su boca y giró su cuerpo analizando cada esquina de su casa.

-Pues como ves encima no lo llevo.- Sonrió y levantó los brazos. Al hacerlo la camiseta se le subió un poco y pude ver más sus muslos. Me tocó reprimir mi ansia de cogerla en brazos y meterla en la cama y no salir de hay nunca.

-No pasa nada.- Logré articular palabra.

-¿Podemos hablar?- Insistí. Me he hecho el valiente de venir aquí en busca de respuestas y no me pienso ir de aquí sin ellas.

Sorprendida asiente y camina hacia el sofá.

-Tu me dirás.

-Es sobre lo que ocurrió aquel día.

Su mirada se volvió de hielo, con lo tierna que parece con el moño y el pijama puesto.

-Sigo estando muy enfadada por lo ocurrido.- Su sono voz firme, segura de lo que estaba diciendo.

-Lo sé.

-Y nada más de recordar lo que pasó me entran ganas de echarte de mi casa.

-Lo sé.

-No te mereces que te hable, ¿también lo sabes?.

-Si, lo sé y lo siento por todo, de verdad.

Acaricie una de sus piernas, vengo en son de paz. Me merezco cada una de sus palabras y ¡más!

-¿Y tú sabes que un día me pediste que te dijera todos los días que te quiero?.

Lula asiente pero no responde, desde su pequeña altura me observa.

-Yo te dije que te lo iba a decir siempre, y creo que te debo varios meses.

Una leve sonrisa levantó sus labios.

-Yo estoy dispuesto a recuperar todos esos meses, y ha decirte todos los días que te quiero, hemos dejado muchas cosas atrás para poder estar juntos y cuando damos el paso se estropea todo... ¿tu crees que merece la pena tirar todo lo que hemos hecho por unos simples celos?

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