Capitulo 23: Madrid-Málaga

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Narra Pablo:

Un año más tarde nuestra relación volvió a su ser. Olvidemos lo de París y sus altercados. Y en todos estos meses atrás, todo fue como la seda.

El sol entraba tímidamente por los agujeros de la persiana, estiré mi brazo por la cama para poder tocar su espalda, pero su hueco estaba vacío. Levanté la vista y vi que estaba solo en la habitación. Solo había una nota de ella encima de la cama “Te espero a las 5 en mi casa, que no se te olvide. Te quiero.”

Me levanté con la pereza de un marmota. Estiré mis brazos, bostece 3 o 4 veces seguidas. He dormido unas 10 horas y sigo estando igual de cansado. Duchado y vestido salgo para la discográfica. Hoy después de esta última reunión, empiezan mis minis vacaciones hasta volver a empezar otra vez lo ensayos, la gira, y todo lo que hay detrás.

Salí de la discográfica como alma que lleva el diablo, estoy agobiado de tantas reuniones, Mario últimamente no me deja tranquilo. Saqué el móvil y la llame.

Un tono, dos, tres, cuatro... Extrañado miro la pantalla del móvil. Cuelgo y vuelvo a intentarlo.

-Hola.- Sonrió al escuchar su voz.

-¡Hola pequeña! ¿Preparada para ir a Málaga y conocer a mi renacuaja?.

-No estoy muy segura yo de eso.

-¿Como que no? En este año que llevamos juntos yo he conocido a tus hermanos, tíos y padres.

-Los míos son muy majos.

-¿Y los míos no?

-¡Majisimos!.- Ríe tras la linea.

-Dentro de dos horas voy a por ti. Tenemos un viaje muy largo por delante.

Narra Lula:

Era un día repleto de reuniones con Sony, nos tiremos toda la mañana intentando cerrar las fechas de la sesión de fotos, del videoclip y empezar a movernos por radios, televisión, prensa y largo etc.

Fue terminar nuestra primera reunión y ya estaba súper agobiada, necesitaba respirar, despejarme, y que mejor manera de hacerlo que con los cascos puesto y en pleno centro de Madrid.

Caminaba feliz, encerrada en mi mundo, pero poco duro este momento. Mi alegría se consumió al ver como una pareja de chicas en un bar llamaba mi atención. Me quité los cascos y me sumergí totalmente ante todo el jaleo madrileño.

Me escondí detrás de un árbol al más puro estilo de James Bond. Achiné mis ojos todo lo que pude, forcé mi vista al límite. Hay estaban, tomando café, María y la tipeja que me persigue a todas partes. Pero eso no era todo, con el corazón a mil por ahora, Jorge se bajo de un taxi y se sentó al lado de aquellas arpías. Yo todavía seguía en shock mientras estos hablaban tan libremente.

Un click saltó en mi cabeza, ¡ya sabía quien era esa tía! Era la chica que acompañó a Jorge el día que se llevó sus cosas de mi casa. La situación era de lo más inquietante. No les oía, pero se podía ver el buen rollo entre ellos. ¿De qué se conocían? ¿Que hacen, María, Jorge y la mujer de pelo oscuro tomando café? Saqué mi móvil, abrí whatsapp, y busqué el número que me envió las fotos aquel día. Si pensarlo dos veces, me puse número oculto y llamé.

Un tono, dos, tres...

La mujer de pelo oscuro se toca el bolsillo y lo coge. Me quedé paralizada.

-¿Si?.- Preguntó desconcertada. Su voz me reactiva al momento.

No contesté. Abrí los ojos como platos y tape mi boca. Mi respiración empezaba a ir a contratiempo. ¡Es ella! ¡Será desgraciada!

-¿Quien es?.- Volvió a preguntar.

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