Capitulo 9 : Solo es un juego

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Narra Lula:

Lleguemos a Madrid sobre las 5 de la tarde, Pablo me acompaño hasta la puerta de mi casa.

-¿Nos vemos luego para ensayar?

-Vale y cenamos juntos.-Dijo Pablo guiñándome un ojo mientras se giraba para ir hacia su coche, Pablo había quedado con María para hablar y aclarar las cosas, no me hacía mucha gracia que se vieran, pero entiendo que lo tuvieran que hacer.

Llegue a mi cuarto y me tire encima de la cama con la ropa incluida, cerré los ojos y caí en un sueño profundo.

Narra Pablo:

María llego tardísimo, a las 19:30 llamo a mi puerta.

-Hola Pablo! Perdona por llegar tarde, se me ha complicado un poco el día.-Dijo María disculpándose.

-Bueno, pasa rápido que tenemos que hablar- Dije abriendo la puerta para que entrara.

-¿Has quedado?- Pregunto en seguida, yo solo asentí con la cabeza.

-Con esa ¿no?.

-Esa tiene un nombre.

-¿Y que quieres contarme...?- Dijo sentándose en el sofá.

-Contarte nada, solo quiero que te vayas de mi casa, estoy empezando algo muy bonito con Lula y no quiero que me lo acabes estropeando ¿sabes? Coge tus cosas y márchate.

-¿Estas seguro de lo que estas diciendo?- Dijo acercándose a mi boca.

-María no...- Termino tapándome la boca con un beso suave, suspire, tome aire.

-María no, no quiero hacerle esto a Lula.

María seguía besándome, no se porque no me pude resistir, ¿la estaría echando de menos? La empece a besar descontroladamente, hay mismo en el sofá me puse encima de ella sin apartar mis labios de los suyos, metí mis manos por debajo de su camiseta y de su falda, ella se centro en quitarme la camisa y pasar por desabrochar mi pantalón, me deshice de su camiseta, el ambiente se empezó a calentar y me daba igual como iba acabar, es más, lo quería acabar así, me olvide del tiempo, de Lula y de todo lo demás.

-¿Ves como Lula es un mero capricho?

-O un pasatiempos.- Dije mientras los dos reíamos a centímetros de nuestros labios.

De repente escuché como alguien metía las llaves en la cerradura, me olvide que un día a Lula le di una copia de las llaves de mi casa.

Lula entro por la puerta, se quedó parada en el marco de la puerta. Me quite de encima a María y me dirigí hacia ella mientras me abrochaba la camisa y los pantalones.

-No me toques.- Dijo Lula apartando mis manos de su brazo. María se quedo de pie sonriendo observando todo lo que estaba pasando.

-Te lo puedo explicar... Acto seguido y sin dejárme terminar Lula me cruzo la cara completamente.

-Escúchame bien Pablo, no quiero verte, no quiero saber de ti, no te quiero más en mi vida, ¿vale?.- Dijo Lula mientras se le derramaba una lagrima.

-Lula, siendo sincero, y obviando el guantazo que me has dado, sabes que esto no iba mas allá de lo que había, nos acostamos y pasamos el día juntos, nada más.- Lula estaba luchando por contener sus lágrimas, en cuestión de segundos María me abrazo por detrás y apoyo su cabeza en mi hombro, esa estampa hizo que una lágrima de Lula cayera por su cara.

-No te hagas la ingenua Lula, eres mayorcita para saber de que van estos juegos...

Lula no dijo nada, se giro y se marcho, se ve no quería escuchar ni una sola palabra más, salí al pasillo para ver como Lula se alejaba cada vez más de mi, antes de bajar por las escaleras Lula se freno en seco, se giro y por unos instantes, ella clavo su mirada en la mía, su mirada no estaba llena de rabia si no de dolor, se metió la mano en el bolsillo y me lanzo las llaves de mi casa.

-Que no te vea aparecer mañana por Barcelona.

Me agaché, cogí las llaves y mire a María.

-Pablo, no te merece, lo he hecho por ti, no trates de engañarte-. Dijo María besándome de nuevo.

-Ya lo sé.-Dije cogiéndole de las manos.

Narra Lula:

Note como el aire me traspasaba la piel, ver a Pablo con María me produjo un crujido en medio del corazón, sentía como me costaba respirar, como poco a poco mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas que buscaban una salida.

Apreté los dientes y cerré los ojos, no quería derramar una sola lágrima por otro desengaño. A veces hay momentos en los que te preguntas porque todo te pasa a ti, porque no encuentras de una vez la calma...

Fui hacia mi casa pensando en todos esos momentos que viví con Pablo, no paraba de recordar todos esos besos, caricias y abrazos... Por mi mente se pasaban imágenes como cuando le deje una nota que ponía “te quiero grandullón” en el frigorífico, cuando me quedé dormida en Almería antes de decirle mi problema, de alguna manera u otra eso lo agradecí, el único problema que tenía era que me estaba empezando a enamorar de él.

Pablo me prometió que todo iba a marchar bien, ¿que fui para él? Al final me ganaron el pulso las lágrimas y acabe llorando, apreté el acelerador si pasarme del límite de velocidad y le dí volumen a la radio, estaba sonando lo último de Ramón, tenía muchas ganas de llegar a mi casa y acostarme, mañana tenía concierto y tenía que salir genial pese a todo lo que acaba de pasar.

Al doblar la esquina escuche un frenazo que venía hacia mi, acto seguido escuche como los cristales de mi coche se rompieron, algunos llegaron a clavarse en mi piel, no pude protegerme, mi coche fue trasladado varios metros, mi cabeza se golpeo contra el volante, me toque la cara y vi que mi mano estaba llena de sangre, eché la cabeza hacia atrás y poco a poco note como mis ojos se cerraban, escuche una voz de fondo totalmente desconocida preguntando si estaba bien, no podía ni moverme ni hablar.

Algo Más Que Una Historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora