Prefacio

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Gracias por la ayuda Paulantelo, Eres de lo mejor que me llevo de aquí.

Cuando eres pequeño siempre tienes sueños, metas que quieres cumplir. Yo también las tenía. Mi gran pasión siempre fue la escritura, y no quería que nada se interpusiese en mi camino. Con el tiempo y los años lo dejé un poco olvidado, pero como siempre la vida, el destino, me tiene que dar una hostia figurada en toda la cara para que me de cuenta de que nunca se deben dejar de perseguir nuestros sueños.

Tengo que estar tumbada en una cama, de un piso demasiado pequeño para tres personas en Madrid, sin contacto con mis padres, sin haber visto a mis hermanos en meses, y con ganas de volver a mi pueblo, a mi montaña, para darme cuenta de lo que debería haber hecho hace mucho tiempo.

Solamente mi intención de contentar a mis padres durante casi toda mi vida me ha llevado a esta situación, ni Alejandro, ni Sonia, ni .... No podía pensar en eso ahora que estaba en Madrid, viviendo mi vida y haciendo lo que a mí me gustaba. Ya me jodería que me faltara el sueño por culpa de ellos. Estaba decidida a que ninguna de esas dos personas tóxicas malmetiera en mi vida ahora. Ahora todo a mi alrededor era un entorno tranquilo, trabajo en algo que me gustaba, clases de escritura creativa en la Complu y mis últimas asignaturas de Filología hispánica. No iba a dejar que nada me distrajera de mi objetivo, presentar mi libro "Aire de Londres" en las editoriales.

Bueno, nada, excepto Óscar.

Vale, punto muerto, ni siquiera después de meses de conocernos, de ir a conciertos suyos, de hacerme amiga de su banda, de convertirme en casi una hermana pequeña para Martín, y aconsejarle en cómo tratar con Paula, etc; ni siquiera después de sentir algo, no solo repugnancia, sabía qué narices había entre nosotros. Haber había algo, pero o no sabía cómo calificarlo, o no quería. Creo que lo más probable sería lo último.

A pesar de ello estaba decidida a cumplir mi sueño, y nada ni nadie me lo iba a impedir.

Qué equivocada estaba.

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