Capítulo XV

39 3 17
                                    


"Vida la Sanidad pública"-.

Volvíamos Andrea y yo del hospital, de hacer una de las decenas de pruebas que últimamente me dedicaba a hacer, esperando a ver cuán grave es la enfermedad, y estaba bastante harta. Habían pasado unas semanas desde que Ari y Carlos se habían ido y eso era lo que más miedo me daba, no saber lo que verdaderamente tenía. Sabía que tenía a Andrea, a Óscar, pero eso no quitaba que estuviera aterrada por el tratamiento que tenía que hacer.

Puto tratamiento.

Estaba acojonada, por fuera era simplemente una fachada, llevaba siendo una fachada desde hace tanto tiempo que no me acuerdo. La discusión, el toque de atención del otro día de Andrea me vino de perlas para abrir los ojos, todo hay que decirlo, ayudado por la charla posterior con Óscar. Me he dado cuenta de muchas cosas. Una de ellas, y creo que la más importante, es que no podía hacer esto sola, estaba acostumbrada a ello, como muy bien dijo Andrea cuando cuento algo que me está aterrando es porque se ha dado la situación, nunca por propia iniciativa, y eso tenía que cambiar. Tenía que aprender a compartir lo que me pasaba, lo que me daba miedo, la leucemia es una mierda, es una enfermedad que te quita muchas cosas, y no la podía recorrer sola. A partir de ese momento iba acompañada a todas las pruebas.

Y cuando me refiero a ir acompañada es por todos. Ahí entraban Luis y Carla.

Ese día no se me va a olvidar en la vida.

-------------------

· ¿De verdad me lo estás diciendo en serio? - me pregunta Carla, sentada en el sofá, cogiendo la mano de Luis, probablemente dándose fuerza.

· Sí- tengo que reconocer que mi respuesta fue bastante seca.

· ¿Y lo dices tal cual? ¿Así? Ostia Alba, LEUCEMIA. Dios es que no me lo puedo creer.

· ¿Desde cuándo lo sabes? - me pregunta Luis, no había hablado hasta ese momento.

· Desde hace unos día - les dije, con la boca pequeña, avergonzada.

· ¿Y no habías pensado en contárnoslo? ¿No entraba en esa cabecita tuya que podría interesarnos que nuestra amiga - no pude dejar de emocionarme con esa frase - le hayan diagnosticado un cáncer? - espetó enfadada.

Me dolía lo que iba a decir pero siguiendo mi política de sinceridad ante todo le respondí.

· La verdad es que no quería contárselo a nadie, vosotros incluidos.

· Lo que me faltaba - espetó levantándose del sofá Carla.

· ¿Me va a dejar terminar?

Y antes de decir nada, probablemente para soltarme cuatro verdades, que dolerían, pero que me merecería, Luis la cogió de las manos, le susurró algo al oído, para calmarla, y la volvió a sentar.

· Déjala terminar.

Viendo vía libre empecé.

· Sabéis cómo soy, bastante hermética.

· Dinos algo que no sepamos, ostia Alba que tuvimos que sacarte con sacacorchos tu vida antes de Madrid.

· Ya lo sé, tendría que habéroslo contado hace tiempo pero... - estaba nerviosa, y un dato que lo comprueba es que mi tic nervioso había vuelto, rascarme los brazos hasta hacerme heridas, aunque lo hubiera reducido mucho en los últimos meses, sin ton ni son - no me salía. No podía. Era una carga que creía que tenía que tener yo solamente. Además - e intenté aligerar un poco el ambiente, pero creo que no funcionó - sabéis que soy una cabeza dura.

El Inicio del AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora