Capítulo XIV

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Dedicado a pianoam por estar ahí, y darme ánimos para seguir actualizando.

Durante el fin de semana hicimos miles de cosas, tantas que eso ayudó a mantener mi cabeza ocupada. Los momentos de charlas con Carlos, las risas de Ari y Andrea, las comidas- "Las comidas"-, el concierto, se me va a quedar todo en la memoria durante mucho tiempo. Quería atesorar esos recuerdos para siempre, y desempolvé mis cuadernos. Hacía tiempo que no escribía a mano, siempre a ordenador, pero creo que este era el momento.

Antes de que me diera cuenta ya estábamos el lunes por la mañana, había pedido el día libre a mi jefa, en la estación de Atocha para despedirlos, cogían uno de los primeros trenes del día. A pesar de ir todo bien, eso no pudo evitar que hubiera notado que en las últimas horas, y sobre todo desde ayer a la cena en un restaurante que me encanta cerca del Teatro real, Carlos y Ari hacían más preguntas, como que estaban más pendientes de mí, y no sabía qué pensar de ello. Desde esa cena llevaba con la mosca detrás de la oreja, cuando había pillado a Ari y Andrea en una conversación muy rara en el baño, había cogido palabras como "cuidarla", "joder", y "no me lo creo". Yo estaba escuchando detrás de la puerta-"no debería ser así, pero pasó"-. Todavía me acuerdo de un día cuando estaba en casa, haciendo lo mismo, y Carlos me descubrió, y me dijo esa frase tan lapidaria-"Si no quieres salir mal parada de una conversación que no debería ser escuchada, no deberías arriesgarte a ello"-. Qué razón tenía.

Desde ese momento estaba más pendiente de todo, no quería creer que Andrea hubiera dicho nada a mis hermanos, no sé cómo me sentiría, pero no lo sabía con exactitud.  Una cosa tenía clara, si hasta ahora no me habían dicho nada no sabían nada por seguro ¿o no?

Pero antes decía algo, antes pasaba.

Cuando estábamos entrando por las puertas grandes y nos íbamos a una cafetería a desayunar, Carlos me coge por banda y me dice:

·     ¿No nos tienes que contar algo Alba?

"No, por favor"-.

·     No sé de qué me estas hablando- le contesté intentando escaquearme-"Como siempre, la verdad"-.

·     Yo creo que sí.

"Esto no va bien"-.

Ariadna

Sabía que tarde o temprano nos lo iba a contar, Andrea no me dijo nada en claro, solo que Alba nos necesitaba, que iba más allá de lo de Alejandro, nada más. Se lo conté a Carlos y decidimos venir, una excusa más venir, pero no queríamos presionarla. A pesar de ello no podíamos irnos a la otra punta del país sin saberlo por su propia boca, como lo ocurrido con Alejandro, o como lo que le pasa con Óscar.

·     ¿Qué queréis? - esperó Alba, creo que bastante cabreada.

·     Que nos cuentes lo que te pasa.

·     ¿Pero de qué hablas Ari?

·     A ver cariño, puede que yo sea más pequeña que tú, pero no soy tonta, Carlos puede, pero él no cuenta. Te pasa algo, lleva pasándote todo el fin de semana, y no tiene nada que ver con el gilipollas de Alejandro o con el buenazo de Óscar. Andrea no tiene que decirnos nada. Y antes de que digas nada ella solamente quiere lo mejor para ti.

·     No tenía ningún derecho a...

·     Pues ahí es donde te equivocas. Que ya sé que eres muy independiente, pero no me gustaría enterarme de las cosas que le pasan a mi hermana por una llamada de teléfono de una amiga preocupada. Por que sí, estaba y está preocupada por ti. Andrea no me dijo nada, y siguió durante el fin de semana sin decirme nada, pero me dejó claro que nos necesitabas. No soltó prenda, nada, ni siquiera cuando hablamos en el restaurante. Con esto quiero decirte que no te eches encima de Andrea porque solamente estaba preocupada por ti. Estoy cabreada porque a ti las cosas hay que sacártelas con sacacorchos, pero también me consuela que tengas amigos tan buenos. Así que por favor, dinos qué te pasa.

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