Capítulo VII

23 4 2
                                    

Gracias a @GigiBell3 por tu ayuda, sin ti ni si quiera lo hubiera empezado.

"Desde niña siempre he querido ser escritora, siempre estaba dibujando héroes fantásticos en sus dragones y escribiendo batallas imposibles. Recuerdo una de mis primeras historias cuando tenía 5 años, después de leer a escondidas el Hobbit porque mi madre nunca lo consideró un libro apropiado, y me enamoré completamente de la literatura fantástica. A mi familia nunca le pareció digno de mí, pero como creían que era una locura de niña lo dejaron pasar, y no escatimaron en mi educación, desde conservatorio de piano, pasando por clases de francés, inglés y alemán, hasta clases de tenis y baloncesto. A pesar de eso nunca olvidé mi sueño, y mis grandes apoyos en ello fueron mis hermanos.

Cuando tenía 15 años empecé a interesarme por las escuelas de escritura creativa que había en España, la verdad me daba igual dónde, si estaban cerca de casa o no, pero siempre pensaba en alejarme de ese ambiente, conocer mundo como mi tía, mi gran heroína, y salir de allí. Siempre lo pensé hasta que conocí a Alejandro.

Yo nunca había tenido una relación seria la verdad, siempre eran cosa de unas semanas y cortaba todo contacto, hasta que le conocí. A primera vista no era el típico tío que me atraería, era muy arrogante, prepotente, se creía el rey del mundo y parecía que todos teníamos que besar el suelo por donde pasaba, pero él sí que se fijó en mí, supongo que porque le parecía que le rechazaría y eso lo ponía, no sé la verdad. Nos había presentado en mi fiesta de cumpleaños de los 18 una amiga común, Sandra, y esa mirada nunca se me olvidará, era muy penetrante, casi hipnótica, tenía una profundidad que reflejaba todo, pero fue abrir la boca y fastidiarlo todo.

A partir de ese momento no dejó de intentar hablar conmigo por whastapp, siempre con ninguna intención aparente, preguntándome cosas bastante básicas. No lo tomé muy en serio, yo estaba en esos momentos en el Instituto y decidiendo la universidad a la que iba ir. Todo cambió en el Carnaval de hace dos años. Ya con anterioridad me empezó a gustar hablar con él, no parecía tan prepotente como pensaba, seguro que al conocerlo mejor era una fachada pensaba, hablábamos a todas horas, hasta altas horas, y cada vez estaba más intrigada, pero Carnaval sería un antes y un después.

Yo había sido invitada a la fiesta en la casa de Sandra, en una urbanización impresionante, y ese día sus padres no iban a estar así que iba a ser épica. Había hecho un disfraz sencillo la verdad, de india americana, no me apetecía comerme más el tarro con ello y me presenté en la fiesta. El ambiente estaba ya muy cargado cuando llegué, te podías encontrar desde gente jugando con el alcohol que había comprado Sandra hasta rincones y rincones de parejas morreando sin descanso, incluso alguno con droga en la piscina, y gente follando en las habitaciones de arriba. Yo no era muy amiga de esas fiestas, pero fui por dos razones, una que me da vergüenza, por no hacerle el feo a Sandra que era mi amiga, me arrepiento bastante de esa, y otra por ver a Alejandro, de la cual me arrepiento aún más, ir fue mi gran error.

Estuve como una hora sin hacer nada la verdad, no me apetecía beber, Sandra había desaparecido hacía tiempo con un tío, y a Alejandro no lo veía. Estaba tan harta de eso que cogí mis cosas y estaba encaminándome hacia la puerta cuando noté un escalofrío en la espalda y no sé porqué sabía que era él. Me giré y allí estaba él, hablando con otro tío, vestido de vaquero y pensé "Joder, qué apropiado". Estaba guapísimo, con esos ojos verdes penetrantes, una camisa de cuadros ceñida, y unos vaqueros perfectos. No sé cuanto tiempo estuve mirándolo que al poco giró la cabeza y se fijó en mí. A partir de ahí empezaría una relación tóxica y tormentosa, pero pasional a partes iguales, siendo esa fiesta, y el sexo salvaje que compartimos después en la habitación libre que quedaba en el piso de arriba, el inicio de todo.

Los meses posteriores se definen solamente con una palabra, Alex, como le empecé a llamar. Mis notas bajaron un poco, broncas con mis padres, prohibición de no hacer otra cosa en la universidad que no fuera ADE y Derecho para poder tomar el negocio familiar junto con Carlos. Pero todo eso no me importaba, lo asumía, mis sueños desaparecieron de mi vida, solamente existía Alex, y así durante dos años.

El Inicio del AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora