FLASHBACK

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Mis primeras semanas en Madrid me las pasé en casa de mi tía, esperando la llamada de su amiga con respecto al trabajo en la librería. La verdad es que tenía muchas ganas de ocupar mi cabeza, no conocía a nadie pero no me importaba, desde siempre era una persona bastante independiente, y en estos momentos tampoco me apetecía, hablaba con mi tía y ya.

Mi tía no preguntaba, solamente estaba ahí, y lo agradecía, no quería hablar de nada, me mensajeaba con Carlos y con Ariadna, mi madre intentó hablar conmigo pero solamente le colgaba, y así hasta ese lunes de junio donde empecé a trabajar en ese pequeño rincón en el medio de Madrid, con un encanto que me alegró el día, totalmente.

Al principio fue difícil, hacerme con la rutina y los horarios la verdad, pero todo empezó a ir mucho mejor cuando pude encontrar piso y conocer a Luis y Carla, las mejores personas, y las únicas que les gustaba pasar día sí, día también en el sofá viendo películas, comiendo chorradas y no salir por la noche madrileña- Los mejores días que pasé fueron discutiendo sobre cosas de Harry Potter y viendo Juego de Tronos. El día en el metro y conocí a Andrea la cosa fue a mejor, pero eso no quitaba que las pesadillas siguieran, los ataques y los tics.

Un día estaba en la caja, atendiendo a unos clientes, y mi jefa vino, "¿Sinceramente a qué narices viene?":

-Alba, necesito que hagas algo.

-¿El qué?

-Necesito que le enseñes lo que hay que hacer aquí a el nuevo.

-¿En serio? - le dije bastante cansada, ya hacía dos turnos, sustituyendo a Emma que faltaba por estar mala.

-Sí, luego te doy unos días libres ¿No tenías ese concierto de tu amiga? Pues ala, ya puedes ir.

Y así como vino se fue, sin más, y me dejó con un cabreo de mil demonios. No me creía que tuviera que enseñar al nuevo, sino tuviera otras cosas que hacer. Estaba un poco hasta las narices que mi jefa hiciera y deshiciera cuando quería con mis horas y turnos, pero es que a la vez me fastidiaba que no pudiera quejarme, sabía lo importante que era el concierto de Andrea para mí porque le había dado el coñazo toda la semana para que me dejara ese día libre, así que me callé y esperé a que viniera.

Por la tarde vino el nuevo, Óscar se llamaba, y la verdad es que no era mal chaval, el problema es que yo probablemente parecía una borde con la contestación que le di. A lo largo de la tarde la situación fue un poco incómoda, y la verdad es que me sentí mal. Cuando terminamos de colocar todo, él aprendiendo las cosas bastante rápido, también tengo que decir, me acerqué a disculparme:

-Oye- le dije, mientras me acercaba a dónde estaba cogiendo sus cosas.

-¿Sí? - me contestó, bastante seco.

- Que lo siento, en serio, no tengo el día. No tendría que haberlo pagado contigo, no es mi mejor día, pero eso no es excusa.

Probablemente sintiendo que mi disculpa es sincera destensó los hombros y se dio la vuelta. Me había fijado en él poco porque era muy guapo, guapísimo, no era la típica belleza que destacaría, tenía unos ojos penetrantes y no pude alejar mi mirada de ellos, y vaya cara de patética que tendría que haber puesto porque se le escapó una risa, y me dijo:

-¿Estás bien? Te has quedado un poco ida.

"Dios, qué patética".

-Ehhh.... Sí, no te preocupes. Ehhh.. que lo siento, de verdad- le dije saliendo de la Librería. Antes de que volviera a parecer más patética y más tonta hice una escapada rápida- Adiós.

-Adiós- escuché a lo lejos.

Los siguientes días no lo volví a ver, tenía turnos diferentes a los míos, aunque en los meses coincidiríamos más, aunque eso es otra historia. No podía tener más ganas de que llegase el sábado, quería tanto ver por fin un concierto a Andre, solamente la he podido ver en los conciertos privados en casa, y en el Metro, pero ahora por fin podía ir a una Jam Sessión en un bar de Chueca, llevaba muchas semanas encerrada y se lo había prometido-" Aunque solo fuera por un día"-.

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