3. Era un buen tipo

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Acaba de salir de una exasperante consulta de emergencia durante la cual el doctor me juzgó sin piedad cuando supo qué me había sucedido y ahora trataba de recuperarme de la humillación mientras esperaba cerca de la recepción. El estigma de mis acciones pasadas se había materializado en un horrendo yeso blanco que me cubría completamente el brazo derecho, dejando solo mis dedos libres de la opresión.

Moví perezosamente los dedos sintiéndome completamente miserable por muchas razones, pero la que más me pesaba era que esta lesión me impediría tomar apuntes en clase y me sacaría del equipo de béisbol. No quería ni pensar en la cara que iba a poner el entrenador cuando me viera llegando a su oficina con esa monstruosidad en el brazo y con una patética sonrisa a contarle lo que sucedió.

Y hablando de eso, ¿cómo iba a explicarle el contexto en el cual se había dado el accidente?

-Voy a quitarte eso y a quemarlo si sigues mirándola de esa forma.- dijo la no muy amigable voz de Ben.

Alcé la vista turbado y vi que estaba mirando directamente mi gorra de béisbol, por lo que me la llevé protectoramente hacia el pecho y la abracé. Mi amigo sonrió y, porque es un maldito, hizo el intento de quitármela sin pensar en que acababan de poner mis huesos en su lugar. Era un completo desconsiderado.

-¡No!- exclamé haciéndolo a un lado con mi brazo sano.-Ni se te ocurra.- advertí.

-Te la quitaré cuando duermas.- dijo despreocupado.

-No te estoy apreciando en estos momentos.-

-Sé que me amas.- dijo sin darle importancia.-Por cierto, llamé a tu madre.-

-¿Por qué?- me quejé ante el alarmante cambio de tema.

-Porque...- hizo un ademán hacia mi brazo.-Es algo que debería saber, supongo.-

-Pero estoy bien.-

Justo en ese momento su móvil comenzó a sonar, por lo que lo buscó dentro de su bolsillo y al verlo sonrió, luego me mostró la pantalla y vi la frase "El papi de Derek. Llamando..." Solté un suspiro de resignación y le quité el aparato de la mano para contestar.

-Hola.- dije.

-¿Por qué no estás contestando tu teléfono?- fue lo primero que dijo papá.

-Eh... no sé dónde está.-

Lo escuché suspirar al otro lado de la línea y no me costó nada imaginármelo frotándose las sienes exasperado, pensando en lo irresponsable que había sido y probablemente llamando a su abogada para sacarme de su testamento.

-¿Cómo te sientes?- preguntó.

-Me quebré el brazo, así que estoy agonizando.- le aclaré.-Pero me van a dar unos medicamentos y espero que funcionen como magia porque me estresa pensar en todo lo que va a demorar en sanarse.- dije con sinceridad.

-Tu madre está desesperada, quiere tomar un avión para ir a verte ahora mismo.- dijo.-No te preocupes, no voy a dejar que se suba a ningún avión, después de todo no fue nada grave.- resolvió.

-¿Cómo que nada grave?- solté.-Tenía un montón de compromisos pendientes que se verán obstaculizados por esto.- expliqué, consciente de que papá podía identificarse con eso.

-El béisbol...- masculló Ben ganándose una mirada asesina de mi parte.

-Tranquilo.- dijo papá.-Tu salud está primero, así que sigue las indicaciones del doctor y ve regularmente a chequearte, no hay que alarmarse.- me aconsejó con suma calma.-Ahora voy a quitarle la computadora y el móvil a tu madre para que no compre ningún pasaje.-

La Primera RupturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora