7. Lo que la gente piensa

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El Sr. Sanders era todo lo contrario al estereotipo de entrenador que existía en la cabeza de las masas. Tenía que admitir que gritaba bastante y que todo su vestuario consistía de prendas deportivas, pero además de eso nunca lo había escuchado maltratar psicológicamente a ninguno de sus jugadores, es más, era un hombre centrado en la meta de hacer a su equipo el mejor mediante apoyo y cooperación.

Por esto no me sorprendí cuando comenzó a darme una larga charla motivacional luego de atraparme antes de que lograra sentarme en las gradas. Ben y Dana me abandonaron por completo, los chicos del equipo me saludaron desde la lejanía y yo tuve que quedarme de pie escuchándolo.

No me molestaba escuchar sus anécdotas ni sus consejos, pero el problema era que sus historias eran increíblemente detalladas y parecía que no tenia la facultad de resumir absolutamente nada. Que no fuera al grano me ponía los nervios de punta y me asaltaba una molesta necesidad de zarandearlo para que me dijera la moraleja de una sola vez.

-Lo que trato de decir...- dijo y volví a prestarle atención luego de desconectarme por un momento.-Es que espero que disfrutes observando la práctica y no que estés lamentándote porque no puedes ser parte de ella. Sí es lo último, sería mejor que simplemente buscaras algo para hacer en otra parte.-

-Estoy completamente bien, sólo vine a pasar el rato, además mire...- dije y apunté hacia las gradas, sacudí mi mano y Dana y Ben saludaron enérgicamente en nuestra dirección.-Traje amigos, no vine a lamentarme.- le aseguré.

-Genial.- sonrió.-Si necesitas hablar, sabes que puedes pasar por mi oficina.-

-Por supuesto, gracias.-

-Y Derek, me alegra que tengas amigos.- dijo y me dio una palmada en la espalda.

Me dio una última sonrisa y volvió con los chicos del equipo, dejándome confundido por su último comentario ¿acaso creía que no tenía amigos? Sacudí la cabeza para espantar la idea y comencé a subir las gradas, pero mientras lo hacía no pude evitar pensar en la clase de ideas que la gente se estaba haciendo de mi.

-¿Puedo preguntarles algo?- dije sentándome entre ambos.

-¿Por qué vinimos contigo?- preguntó Dana.

-Por la misma razón por la que todos vienen...- agrego Ben.

-¿Qué?- pregunté, no entendiendo a qué se estaban refiriendo.

-¿Ves toda esa gente?- inquirió Dana haciendo un ademán que abarcaba las graderías y a los estudiantes sentados con libros y computadoras repartidos por ellas.-¿Crees que vienen a estudiar?- preguntó.-No, vienen por los chicos.- agregó apuntando hacia el campo.

Seguí su dedo y, obviamente, me encontré con mi ex equipo reunido alrededor del entrenador Sanders escuchando instrucciones. Nueve rostros familiares y nombres conocidos, y uno que no lograba reconocer, por lo que asumí que se trataba del nuevo pitcher o en otras palabras, mi reemplazante.

-A nadie le interesa el béisbol.- dijo Ben.-Sin ofender.-

-Está bien, entendí.- los detuve.-Según ustedes todos vienen a ver la anatomía de los chicos como si esto fuera una exposición.-

-Hasta tu tenías fans.- dijo Dana revolviéndome el cabello.

Le di una suave palmada en la mano para alejarla y rodé los ojos, pero su sonrisa animada terminó por tocar ese punto sensible en mi interior y tuve que devolverle la sonrisa. Fue un momento de simple tranquilidad y diversión en la que los tres nos reímos, pero pronto recordé lo que quería preguntarles.

La Primera RupturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora