47. Ir con lentitud

176 25 0
                                    


Era un día especialmente caluroso y tranquilo. Si levantaba la vista podía ver el cielo celeste y despejado sobre mí; respirar el aire caliente y perder la noción del tiempo en el silencio de la calle. Estaba sentado en la entrada de mi casa, semi recostado en las escaleras y agradeciendo la sombra que me brindaba el pórtico. Me deslicé una mano por el cabello y volví a poner mis ojos en la calle a la espera de que el taxi que traía a Marco apareciera.

Cuando dijo que visitaría mi casa como parte de nuestro trato no pensé que hablaba en serio, simplemente asumí que lo había dicho para evitar que continuara insistiendo en ese momento. Sin embargo, apenas cumplió sus tres días en el hotel decidió que quería continuar con su estadía en el lugar que había elegido en un principio; lo que indirectamente llevó a que concretara la promesa de la visita.

-No sé por qué me lo imagino rubio.- comentó mi hermana, llamando mi atención.

Ella era la única que estaba en casa, pues mis padres habían ido de visita donde mis abuelos; yo me quedé en casa porque sabía que Marco vendría y Maya estaba aquí sólo porque quería conocerlo.

-No es rubio.- repetí por cuarta vez desde que esperábamos fuera de la casa.

-Tal vez me lo imagino rubio porque Alice es rubia.- dijo, pero luego me miró con una disculpa silenciosa por haberla mencionado.-Ok, ese fue un mal comentario.- admitió.-Cómo sea, ella es otra cosa; ¿cómo dijiste que era?-

-Ya te lo dije, además, llegará en cualquier momento y podrás verlo.- le recordé.

-¿Qué es lo que más te gusta de él?-

-Suenas como un cuestionario de revista.- reí.

-Responde la pregunta, es importante.- me dijo, tomándose demasiado en serio.

-Tengo la sensación de que sabe lo que quiere y de que es realista, eso me gusta.- contesté pensativo.

-Por supuesto...- resopló rodando los ojos.

-Es curioso, porque me han dicho que es indeciso, él mismo me ha pedido que tome algunas decisiones por él, pero al final siempre es él el que termina decidiendo qué hacer.- dije entrecerrando los ojos.-Eso requiere coraje, sobretodo considerando que esto es nuevo para él.-

-¿Algo que no te guste?- preguntó Maya, inclinándose hacia adelante para mirarme.

-Creo...- me froté la nuca.-Creo que bebe cuando está confundió o desanimado, eso no puede ser bueno.- suspiré.

-Por suerte ahora te tiene a ti para quitarle ese hábito, si es que lo tiene.- dijo mirándole el lado positivo.

En ese momento escuchamos el sonido de un motor y miramos hacia la calle. Ambos nos pusimos de pie al ver que un taxi se acercaba y esperamos pacientemente mientras Marco le pagaba al conductor y bajaba del vehículo. Hizo una pausa luego de descender y se quedó de pie en la acera, le echó un vistazo a nuestros alrededores fugazmente y se encaminó hacia nosotros aún examinando el vecindario.

-No es rubio.- dijo Maya.

La miré de reojo con cierta condescendencia y luego volví a poner mi atención en Marco. Apenas estuvo lo suficientemente cerca tomé su brazo para traerlo hacia mí y le besé fugazmente los labios, lo que él respondió con una pequeña sonrisa.

-Mi hermana.- le dije haciendo un ademán hacia Maya.

-Bien, ¿dónde está la guitarra?- dijo ella con una sonrisa amplia.-Lo siento, es sólo que te ves como uno de esos chicos que se sientan junto a una fogata a cantar.- rió.-Soy Maya.- se presentó.

La Primera RupturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora