El invierno había llegado hace poco, la nieve cubría la hermosa ciudad de Nueva York tiñéndola de blanco. James había vuelto al trabajo hace unos días, Drake debía ayudarlo a caminar tomándolo del brazo, a veces los mareos lo hacían perder el equilibrio pero aun así el hombre se mostraba muy feliz no sólo por el ambiente de la época, también por el hecho de que recuperó a su hija y ahora estaban más unidos; volvió a ver a los chicos y a todos sus amigos del orfanato y eso le causaba mucha paz y felicidad, aparte de que volvió a su empresa, la que con orgullo había hecho crecer.
Faltaban unos días para navidad y Jim estaba un poco nervioso, dado a su convalecencia no pudo organizar los preparativos para el día especial que se acercaba ¿Cómo podía organizar una cena navideña y una fiesta para dicha ocasión en tan sólo una semana? Debía pensar rápido. Pasó la mayor parte de la mañana pensando en alguno de sus famosos planes que siempre daban resultado, ya había comido muchas veces la comida que Eleonor, Mary y Abigail preparaban día con día, deliciosa por cierto, ellas podían preparar algo exquisito siempre y cuando fuera él quien pusiera los ingredientes y todo lo necesario para cocinar la cena más grande que se haya visto jamás; supuso que las decoraciones irían por cuenta de Emma y las monjas, quería que tuvieran el árbol más grande y las esferas más brillantes y hermosas, podía encargarle eso a Drake incluso podían llevar a los chicos a escoger el árbol que más les agradara a un lote. << ¡Los regalos!>> pensó dentro de sí mismo sobresaltándose un poco, por poco lo olvida; Drake, Emma y las monjas estarían muy ocupados para encargarse de ese asunto, debía encontrar a alguien que lo ayudara pero ¿Quién? Esa pregunta lo mantuvo ansioso todo el día.
James le habló de su idea a Drake para pasar las fiestas en Grace.
-yo llevaré todo lo necesario para la cena, Eleonor y las hermanas prepararán todo, necesito que tú y Emma lleven a los chicos a elegir un árbol, el más hermoso que encuentren- Jim estaba muy emocionado, jamás se había puesto así y mucho menos por la navidad, normalmente pasaba cada año encerrado en su mansión sin siquiera poner un muérdago, Drake preparaba una pequeña cena para ambos pero James comía solo y el chico no lo hacía hasta que este se fuera a dormir, ni siquiera podía decir <<feliz navidad>> sin que su jefe lo mirara de manera amenazante.
A pesar de que parecía tener todo planeado desde hace meses Drake notaba que a Jim algo le preocupaba, creyó que se sentía mal de nuevo pero su jefe le aclaró su duda.
-estoy bien chico, es que no sé cómo conseguiré regalos para todos, ustedes estarán muy ocupados y yo no puedo solo. Sabes sonará tonto pero me encantaría que después de cenar santa Claus entrara por la puerta y repartiera los regalos, ¿pero de donde voy a sacar a santa?- a Jim se le escapa una risa sarcástica- es imposible.
Como si fuera un dibujo animado a Drake se le enciende un bombillo imaginario sobre la cabeza y chasqueando los dedos exclama.
-¡lo tengo!- Jim da un respingo y le pregunta al chico que tiene en mente. Con una sonrisa traviesa Drake se le acerca al oído y le susurra algo que hace que a Jim también se le dibuje una sonrisa en el rostro.
. . .
-no, no y no- dijo Jameson moviendo la cabeza de una lado a otro con su taza matutina de café en la mano.
-oh vamos amigo tú me dijiste una vez que si necesitaba ayuda con algo del orfanato podía contar contigo.
-lo se viejo pero ¿ponerme un traje de santa Claus? No lo sé Drake, no sé cómo actuar como el viejo bonachón de barba blanca- Drake estuvo un buen rato tratando de convencer a su amigo pero este continuaba negándose.
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El señor Jimmy Jix
Short Storytras descubrir que una enfermedad está a punto de acabar con su vida un hombre millonario pero avaro y de mal corazón se dará a la tarea de enmendar su camino y redimirse moralmente con la ayuda de su joven asistente, un grupo de huérfanos y un alte...