11 ¡No puede ser!

7 2 0
                                    

Las dos semanas de castigo pasaron y Rebecca regresó a la escuela, sus compañeros la veían desde otra perspectiva. Algunos le temían y susurraban cosas a sus espaldas, había golpeado a un chico un poco mayor que ella y quien sabe de qué más podía ser capaz pero algunos otros en especial los pequeños la respetaban y la veían como una héroe por haberse deshecho del bravucón que los atormentaba día a día. Hizo su mejor esfuerzo para no meterse en más problemas y si alguien se metía con sus hermanos ella los defendía pero de una manera más civilizada no dejándose llevar por sus impulsos, aunque desde que le rompió la nariz a Troy ya nadie quería molestarla ni a ella ni a los niños, incluso dejó de fumar, hizo todo un ritual para deshacerse de su adicción. Tiró todos los cigarros que tenía a la basura y se alejó de las chicas que la empujaron a eso, al principio fue difícil, nunca es fácil dejar una adicción tan abruptamente pero con la ayuda de Emma, Eleonor, las hermanas y hasta de Drake y Jim pudo lograrlo, ahora era una Rebecca nueva y totalmente diferente.

Debido al problema que hubo con Rebecca, Jim había dejado a un lado su búsqueda para encontrar a los padres de Emma. Nuevamente le preocupaba el tiempo, ya era septiembre y cada vez le quedaban pocos meses para terminar su misión; no quería decepcionar a Drake, él chico había hecho mucho por él desde que se enteró de su enfermedad y debía recompensarlo de alguna forma. No se le había presentado la oportunidad de hablar en privado con Eleonor o alguna de las hermanas para aclarar sus dudas e investigar más a fondo sobre el pasado de la muchacha, tenía que hacerlo cuando estuviera a solas con alguna de ellas, era un tema muy delicado como para hablarlo frente a los niños además de que quería que fuera algo así como una sorpresa para Drake y Emma <<pero ¿Cómo haré para hablar con una de ellas a solas si siempre están ocupadas con los niños?>> se preguntó a él mismo recargándose en el respaldo de su silla y moviendo ansiosamente las manos.

Tomó el periódico para ojearlo un rato y despejar su mente del tema, no había muchas noticias que fueran de su interés o que le llamaran la atención leer; cuando estaba a punto de dejar eso a un lado vio un anuncio que le dio una gran idea el cual rezaba. <<Venga a Coney Island y pase un momento de diversión y alegría con su familia y amigos>> por un momento creyó que había sido una señal enviada por Dios o quizá por su madre. Llevar a los chicos al parque de diversiones era una gran idea no sólo porque se divertirían un buen rato y dejar atrás el trago amargo de Rebecca también tendría la oportunidad de hablar a solas con alguna de las monjas sin que Emma o Drake se enteraran, ahora debía compartir su idea con el chico para ver que este y los demás accedieran.

Al final del día Drake conducía el auto como siempre de regreso a la mansión, era el momento indicado para decirle su idea pero sin revelar sus verdaderas intenciones.

-sabes muchacho estaba pensando en que podemos llevar de paseo a los chicos este domingo, sé que les encanta mi acto pero me gustaría llevarlos a un lugar especial para variar un poco, tu sabes.

-no es una mala idea señor pero ¿a dónde los llevaría? o dígame que tiene exactamente en mente.

Jim se quedó callado unos segundos como si estuviera pensando en una respuesta, si se lo decía de inmediato podía levantar alguna sospecha.

-Coney Island suena bien ¿no lo crees? Atracciones, juegos, la playa, un lugar para que los niños se diviertan, incluso tú y Emma lo disfrutarán ¿Qué dices?

-es una gran idea señor, Emma y yo podemos cuidar de ellos y acompañarlos a los juegos – respondió Drake, le emocionaba la idea de ir a Coney Island, le encantaba ese lugar pero cuando era pequeño fue un par de veces en unas vacaciones con sus abuelos y no había vuelto en años; y era un lugar perfecto para divertirse a lado de Emma, desde el 4 de julio no habían tenido una cita formal. En efecto los dos pasaban mucho tiempo con los niños y eso los hacía estar juntos pero no como a ellos les gustaría.

El señor Jimmy JixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora