Prólogo

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A veces la vida nos tiene un destino programado y a pesar de que muchos digan que es incierto la verdad es que solamente el universo sabe lo que será de nosotros desde que nacemos hasta que morimos; James Duncan Jixon nació un 17 de enero de 1949 en la ciudad de nueva york, es una de ésas personas a las que el destino y la vida le sonrió y lo puso en manos de una familia adinerada y de buena posición, para muchos esa sería una bendición pero para James ese sería su castigo.

De niño Jimmy obtenía todo lo que él quería con tan sólo literalmente chasquear los dedos: juguetes, dinero, regalos, mascotas; lo que él pidiera se le era entregado inmediatamente. Fue a las mejores escuelas, tuvo la mejor ropa, la mejor educación y todo lo que sus acaudalados padres podían costearle. Pero a pesar de todo esto Jimmy no era feliz del todo, había algo que él deseaba pero nunca tuvo: el cariño y amor de su padre.

Su padre era un hombre ocupado, manejaba una compañía internacional; de ahí venía todo el dinero que su familia tenía, el hombre que ya de por si era cascarrabias y lo único que lo hacía feliz eran las ganancias del día, el incremento de sus acciones en la bolsa y humillar constantemente a sus empleados. Era por todo eso que no prestaba mucha atención a su hijo, su único hijo; la única persona que demostraba amor hacia Jimmy era su madre, cada vez que el lloraba o se lastimaba era ella quien acudía a consolarlo, ella se quedaba hasta tarde a cuidarlo cada vez que se enfermaba, celebraba sus cumpleaños a su lado y a diferencia de los regalos que recibía por parte de los niños de su escuela (que lo trataban bien por conveniencia o porque sus padres los obligaban) los regalos que la madre de Jimmy le hacía eran de todo corazón e impregnados del amor de madre; ella fue la única persona a la que Jimmy quería.

Lamentablemente cuando Jimmy apenas tenía 13 años, su madre cayó víctima de un tumor cerebral que la consumió lentamente, a pesar de todo el dinero y fortuna que la familia poseía ni eso pudo combatir la enfermedad llevando a la pobre mujer a su triste muerte; fue a partir de ahí que el corazón de james se marchitó convirtiéndolo en una persona infeliz, desdichada, malhumorada y egoísta, había perdido a la única persona que amaba y su padre tomó a ese inocente chico hasta convertirlo en alguien igual que él.

Durante su adolescencia todo el dinero que su madre le había dejado como herencia lo despilfarró en alcohol, drogas, mujeres, excesos y cualquier cosa lujosas que se le ocurría comprar como autos de última generación y ropa carísima incluso compró un Plymouth fury de 1958 que inmediatamente mandó a pintar de color negro quitándole el bellísimo color rojo característico del automóvil. James estaba tan ocupado yendo a fiestas y gastando su dinero que ni siquiera se enteró que su padre murió en su escritorio de un infarto fulminante, pero esto a james no le importó, en realidad nunca amó a su padre ni le interesaba lo que le ocurriera, lo único en que pensaba era en que pronto cumpliría la mayoría de edad y la empresa, la casa, los autos y el dinero de su padre serían para él.

Con los años james dejaría a un lado sus vicios para concentrarse en hacer crecer su empresa pues esto significaba más dinero y más poder para él. Pero en cierto punto de su vida james conoció a alguien que lo enamoraría, no por su belleza ni sus buenos sentimientos sino por su dinero; Sharon Tuny una mujer soltera y de buena posición económica; tal vez no tan adinerada como él pero tenía lo suficiente para llamar su atención. A base de engaños y promesas falsas, james la enamoró solamente para quitarle la mayoría de su dinero y dejarla en la calle, sin darse cuenta James perdió su única oportunidad de ser feliz pero claro esto no le importaba, su dinero y riquezas siempre fueron su único amor.

El imperio familiar que el padre de james le había dejado estaba rindiendo frutos, y al igual que su padre él disfrutaba de humillar a sus empleados, despedirlos o incluso su burlaba de ellos cuando estos iban directamente a su oficina a pedir un préstamo o un aumento por cualquier tipo de necesidad, tal vez para familiares enfermos o para satisfacer las necesidades básicas de sus familias; pero el corazón de James era frío y poco caritativo y cada vez que esto ocurría, echaba a sus empleados de su oficina como si de animales se trataran.

James jamás se casó, nunca tuvo hijos, nunca creyó en el amor ni le interesaba tener una familia, no compartiría su fortuna con nadie, era el hombre más egoísta y avaro de la ciudad, tomando en cuenta que nueva york es una de las ciudades más grande de todo el mundo y alberga a miles de habitantes. Pero pronto el destino dejaría de sonreír le como aquella vez que su madre falleció, pues más temprano que tarde cosecharía todo lo que una vez había sembrado.

El señor Jimmy JixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora