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Me levanté y me estiré.
Estaba todavía con mi ropa puesta, solo me desate el cabello y me fuí directo al comedor.
Al llegar la mayoría ya estaba despierta y en pijama.

- buenos días cariño - dijo mi madre

- hola mamá

- sobrina ya nos enteramos

- ¿De que?

- De que pronto tendré un sobrino - dijo un tío muy contento

Oh no Hipo

- pero que tonterías yo no tengo a nadie en especial

- ¿Entonces quien era el chico que fue a tu casa? El que nos platico tu padre

- ¡¡PAPÁ!! - grite molesta

- fue inevitable contar les

Solo solté un gruñido y salí de la casa, ya era mucho que mis padres me molestaran con eso y no podía ni imaginar me cómo sería que toda la familia lo hiciera.
Me fui al jardín de mi abuela y me senté cerca de un árbol de manzana.
Me quedé hay hasta la tarde. No tenía hambre ni sed, lo único que pude hacer para relajar me y olvidar los sentimientos que venían a mi mente era ver los campos y montañas que se encontraban ante mi vista. Me imaginé corriendo por ellos, sin zapatos llevando un vestido de tela ligera de color blanco, mi cabello suelto y volando por los aires libremente.
Me imaginaba tocando las flores más hermosa que se encontraban en aquel sitio, estar acostada en la hierba y ver el cielo azul hasta el atardecer y ver las estrellas aparecer en el cielo.

- Astrid

Abrí mis ojos y mire atrás mío. Dónde me encontré a Vanellope viendo me fijamente.

- Vanellope

- oye perdón por lo ocurrido

- no te preocupes

- por lo que nos contó tu padre suena un chico genial

- ¿Tu crees?

- claro

- ahora solo me importa una cosa

- ¿Que cosa?

- mi trabajo no e ido a trabajar y bueno no quiero perder mi empleó

- es un asunto familiar tu jefe debería entender lo

- si pero no lo hace

- ¿Quieres que valla por ti?

- ¿Dices tomar mi lugar?

- claro

- pero ¿No quieres estar aquí?

- bueno necesito salir de aquí, este tema me está poniendo muy melancolía

- ¿Muchos recuerdos? - pregunté

- si - dijo

Vanellope se puso muy triste y note que estaba a punto de llorar.

- pero ¿Sabes cómo llegar? - pregunté cambiando el tema

- tú solo dame el mapa y llegaré - dijo muy contenta y confiada

- bueno

Me levanté del suelo y fuimos adentro de la casa.
Tome una hoja blanca del escritorio de mi abuelo y un lápiz, le dibuje el camino. Le di las llaves y sobre todo le di un pedazo de papel donde decía exactamente las tareas que debía hacer, no eran muchas.
Después ella subió a su auto y se fue.

Pasaron las horas
Y no volvieron a tocar el tema sobre Hipo.
Lo cual me hizo sentir mal pero también me hizo sentir aliviada.

Al día siguiente

Todos se estaban preparando para ir se, unos tíos que se iban a quedar prometieron escribir nos para ver el funeral de mis abuelos.
Nosotros tardamos en ir nos, mi padre buscaba cualquier escusa para quedar se pero mi madre le decía que debíamos volver.

Al fin cuando eran las 4:58 de la tarde mi padre acepto volver.
Subimos al auto y nos fuimos, estaba vez yo maneje mi padre aún no estaba de humor como para tomar el volante el cual era su pasión.
Detuve el auto.

- ¿Que sucede Astrid?

- ¡Padre no puedes seguir así!

- Astrid

- mi abuelo no le gusta ver te así, padre quiero que ahora tomes el volante y manejes como antes lo hacías

- ¡¿ASTRID QUIERES MATAR NOS?! - pregunto Heather

- mi abuela siempre decía que era bueno sacar tus emociones de tu corazón... Que la mejor manera era sacar lo con lo que más amas

Mi padre miro, luego a mi madre, luego a Heather y finalmente miro el volante.
Formó una sonrisa entre lágrimas.
Ambos salimos del auto y tomamos el lugar del otro.
Mi padre miro el volante, lo acarició con sus manos, encendió el coche.
Su mirada paso del volante al camino, nos abrochamos los cinturones todos, pues estábamos concientes de lo que podía pasar y como mi padre estaba acostumbrado a conducir cuando era joven.
Empezó a llorar y comenzó a moverse el carro con velocidad.
Así estuvo cuando vio un campo libre de hierba y giro el coche directo a él mientras soltaba un grito.
El movimiento fue muy fuerte y nos asusto a las 3.
Estuvo dando vueltas en el campo mientras lágrimas, gritos y lamentos salían de el.
Se detuvo de golpe mientras soltaba más el llanto

Mi madre lo abrazó.

Yo estaba feliz sabía que mi padre ya estaba más tranquilo por hacer algo que amaba y juntar lo con sus sentimientos.

- cada vuelta... - dijo - era un recuerdo que me llegaba a la mente

Después de eso mi padre se limpió las lágrimas y decidimos volver a casa con más tranquilidad.
Lo que yo tenía miedo era que la gasolina se acabará pues dimos muchas vueltas y no le e puesto gasolina.
Pasaron los minutos y llegamos al pueblo, cuando llegamos a mi casa fue cuando se le acabó la gasolina y tuvimos que empujar lo hasta la cochera.
Bajamos las cosas y entramos a la casa, puse mi teléfono a cargar pues durante el camino de regreso se me había apagado, cuando cargo espere unos minutos para encender lo.
Mientras ayudaba a mi mamá con algunas cosas.
Después de unos minutos mire mi teléfono, wow Hipo me a estado mandando mensajes. Los leí, así que le contesté para no tener lo preocupado.
Le dije que estaba bien y que ya me encontraba en mi casa que después le diría lo sucedido.
Continue ayudando a mi padre y a mi madre con unas cosas.
Cuando terminamos ya era noche, mi madre para alegrar las cosas nos hizo chocolate caliente y galletas.
Estuvimos viendo películas, primero puso una Heather, aunque no tuviéramos muchas películas teníamos nuestras favoritas en total solo teníamos como 6 películas, Heather puso una de acción, cuando terminó mi madre puso una de amor, yo puse una de comedia y finalmente mi padre puso una de ciencia ficción.
En la última película solo nos la quedamos viendo mi padre y yo, Heather se quedó dormida a mi lado y mi madre se quedó dormida abrazando a mi padre.
Que bueno es estar en casa

El matrimonio de la luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora