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- un gusto - dijo Rapunzel

- igualmente - dijo Astrid

- hola hija, yo soy Valka la madre de Hipo

- un gusto

- estaba ansiosa por conocerte

- igualmente

- un gusto yo soy el padre de Hipo

- bueno ya que se presentaron sería bueno servir la comida - dijo Ana alegre - deben estar hambrientos

- si un poco - dijeron Astrid e Hipo al mismo tiempo

- bien en ese caso tomen asiento

Eugen le ayudo con la silla a Rapunzel quien tomó asiento. Hipo hizo lo mismo con Astrid.

- claro los hombres ayudan a sus novias pero no a sus amigas

- no es mi novia - dijo Hipo

- ya deja los en paz Ana - dijo Elsa

Eugen e Hipo las ayudaron con las sillas.
Eugen miro a Rapunzel quien estaba mirando a Astrid, al igual que ella.

- oye creo que no fue una buena idea - dijo Eugen

- ¿De que hablas? - pregunto Hipo

- mira

Ambos miraron a Astrid a Rapunzel.
Rapunzel miraba de reojo a Astrid.
Astrid trataba de aparentar no estar incómoda.
En un momento ambas pusieron su mano en la mesa, rozando sus dedos mechiques.
Ambas apartaron de golpe sus manos.

- si tienes razón - dijo Hipo

Ambos tomaron asiento al lado de las chicas.
Se sirvió la comida, durante el almuerzo nadie hablo pues sentían un aura de nervios y de incomodidad de parte de la rubia de ojos azules que no dejaba de jugar con una servilleta con su mano izquierda.

- Astrid - dijo la madre de Hipo rompiendo el silencio - ¿Cómo es tu vida en el campo?

- bueno... Es realmente tranquilo, me gusta ver el amanecer, ver el sol salir entre las montañas - dijo Astrid con una sonrisa al recordar su hogar

- suena maravilloso - dijo Valka

- lo es

- se ve que es un lugar tranquilo, ¿En que trabajas? - pregunto Estoico

- en un taller señor

- ¿En un taller? - pregunto Elsa

- si

- no es un trabajo para una chica - dijo Rapunzel

- oh vamos, no porque trabajé en un taller signifique que es malo - dijo Astrid algo molesta

- no, está bien - dijo Valka - eres un ejemplo, de que las mujeres podemos ser delicadas pero también fuertes

Astrid miro a Valka quien le dedicó una sonrisa tierna.
Astrid formó una sonrisa.

- di me Astrid, ¿Cómo está tu familia?

- muy bien, están felices porque estoy aquí

- ¿Encerio?

- si, venir a la ciudad siempre a sido mi sueño - dijo Astrid

- ¿Cómo va el taller?

- muy bien padre, dentro de poco abriremos las puertas

- que emoción

- felicidades Hipo - dijo Eugen

- que bien - dijo Ana

El matrimonio de la luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora