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Regrese al campo y durante el camino no podía quitar me el tema de la cabeza.
Cuando llegue, bajo del auto y entre a mi departamento.
Solo me arroje a la cama y me quedé dormido

Al día siguiente...

Cuando desperté me di cuenta que ya eran las 9:56 de la mañana.
Y el tema de ayer volvió a mi cabeza.
Trate de ignorar lo pero entre más lo hacía con más frecuencia llegaba a mi mente.
Salí a tomar aire fresco, me detuve y ví un campo lleno de flores.

- hola Hipo

Mire a un lado

- ¡Astrid! ¿Qué haces aquí?

- iba por un mandado - dijo feliz - ¿Tu qué haces aquí?

- bueno, me sentía algo mal así que salí a tomar aire fresco

- que bueno, te dejo debo apresurar me

Astrid ya se estaba alejando

- Astrid espera

Ella me miro algo preocupada y sorprendida cuando escucho mi voz

- ¿Qué sucede? - me preguntó

- debo decir te algo

- ¿Así? - pregunto - ¿Qué?

Me estaba poniendo nervioso, no puedo. No puedo decir se lo.

- ¿Cómo va el taller? - pregunté

Demonios.

- pues bien, no hay problema - contestó

- que bien

- ¿Eso era lo que me ibas a preguntar?

- si, quiero decir no

- Hipo

- es que... ¡Quiero que vengas conmigo a la ciudad!

- ¿Lo dices encerio?

- si

- ¡Gracias! - grito ella y me abrazó - siempre quise ir muchas gracias

- si, para eso estamos los amigos

- te veo después, adiós - dijo y se fue

- adiós

Cuando perdí de vista a Astrid fue cuando reaccione

- ¡Pero que idiota soy! ¿Cómo se me ocurrió?

Soy el peor amigo del mundo

Más tarde...

- Astrid ¿Encerio quieres ir a la ciudad? - pregunté

- si, siempre e querido ir - dijo mientras reparaba un auto

- bueno, yo siento que no es necesario - dije - me tienes a mi y yo te puedo decir cómo es

El matrimonio de la luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora