Capítulo 4

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Fiel a su palabra, Madara los llevó a lo que sin duda alguna era la mejor dulcería y cafetería de la que Mito había probado un postre alguna vez. De ahora en adelante, lo declaró su lugar de los pastelillos

Pero, ¿Que hacía Mito aquí, cuando sólo iban a ir Shisui, Hashirama y Madara? Fácil, mejor que tener una tercera rueda, una cita doble (Ignorando que ambos ya tienen intereses amorosos en otro lugar...)

Pero lo más importante, ¡Ella estaba aquí para patear a Hashirama debajo de la mesa! Lo cual suena cruel, pero con ello logra darle un poco de coraje a su amigo cuando parece que va a comenzar a tartamudear

Hashirama debería dejar de ser un idiota desconsoderado al abandonarla en las clases y arrodillarse frente a ella agradecido

Volvió su atención a la futura pareja frente a ella, viendo al azabache mirando a Hashirama como si hubiera dicho que la luna era verde

– ¿Picante en el pastel? – Repitió, desconcertado. Mito miró con simpatía, pero sí, era una de las peculiaridades del castaño...

– ¿No lo has probado? – ahora fue el turno de que Hashirama se sorprendiera, ¿Porque? No tiene ni idea, si poner picante en el pastel es algo raro

– ¿Porqué diablos pondría picante en el pastel? – replicó

– Aa, se me olvidaba, Madara aquí es bastante cobarde con el picante – explicó Shisui con una sonrisa de disculpa, pequeños temblores en sus hombros traicionando su expresión de simpatía

– ¡Eso es mentira! – farfulló el azabache indignado. Con calma, la pelirroja le tendió una botellita roja con un chile del mismo color impreso en la etiqueta

– Pruébalo – retó ella con una sonrisa de superioridad. Con un movimiento brusco, tomó la botella y la acercó a su rebanada de pastel antes de retroceder

– ¿Que pasa, Madara? – preguntó Hashirama preocupado antes de sonreír con malicia – ¿Lo que dijo Shisui era cierto?

El azabache dejó escapar un bufido antes de mirar con pena la deliciosa rebana desperdiciada y poner en una parte pequeña el picante

Con una cuchara recogió un trozo y lo dirigió a su boca. No pudo evitar sentirse incómodo ante las miradas del trío, quienes incluso se habían inclinado sobre sus asientos y la misma mesa intentando ver mejor

Después de masticar por unos segundos, hacer una leve mueca y fruncir el ceño, podía concluir que... – Este fue un gran desperdicio de pastel – declaró antes de que la mesa estallara en carcajadas, las de la pelirroja controladas como pequeñas risitas

...

– Nii-san! – exclamó Izuna feliz recibiendo a su hermano mayor en la cocina – ¿Qué pasó? Llegaste un poco más tarde de lo habitual... – murmuró lo último

– Nada en particular... – dijo en cambio

– ¿Otra vez una detención? – la mirada que Izuna le dió fue una no sorprendida

Con un suspiro, Madara comenzó a narrar lo sucedido, porque si alguien podría hacer que derrame los frijoles sin siquiera pedirlo o quererlo, era Izuna

– Tal vez lo mejor sea que te acerques al Senju – aconsejó el menor – Si continúan saliendo, entonces ¿no terminaría descuidando sus calificaciones? – un par de sonrisas cómplices después, los hermanos comenzaron a desarrollar planes y excusas para seguir saliendo y distraer con éxito a su rival

...

En cambio, para Hashirama, en cuanto estuvo a solas (Mito incluida) y lejos de oídos indiscretos, soltó un chillido fangirl emocionado

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