Capítulo 19

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Madara le sonrió a Hashirama, ensanchando se cuando lo vió sonrojarse ligeramente.

Era lo que Sasuke llamó sonrisa seductora nivel uno, la cual aplicó ya que quería empezar en un nivel bajo. Ya tendría el armamento pesado para más tarde, primero hay que empezar de a poco.

De camino a clases, charlaron de diferentes temas, donde Madara habló normalmente. Esperó hasta el almuerzo para volver a tener avances.

Pasó una mano por su cabello, poniendo una mirada contemplativa antes de sonreirle travieso al castaño. – ¿Sabes? Escuché que Izuna va en el mismo salón de Senju Tobirama, ¿lo conoces? – comentó, y aunque ya era algo viejo cuando se enteró, fue lo único en lo que pudo pensar, aprovechando que el tema no siguió antes.

– S— sí, sí – tartamudeó el castaño – Sí, um, To- tobirama? Sí, lo conozco, es... ¡Es mi hermano! – exclamó de repente, como cuando piensas en algo que deberías saber e intentas recordarlo y luego te llega la respuesta en un ataque de inspiración.

Madara se dió unas palmaditas en la espalda mentalmente, estaba funcionando, con resultados excepcionales, si tenía algo que decir.

Podría ser que a Hashirama... No, improbable. Pensar demasiado en eso le hacía ver cosas.

En su lugar, tarareó contemplativo, – Sabía que tenías hermanos, pero no pregunté sus nombres – estuvo de acuerdo con inocencia.

– deberías venir a verlos, ¡son tan lindos! – dijo con cariño el castaño. – Sus nombre son, por orden de mayor a menor, Tobirama, Kawarama, Itama y Nawaki – expuso, sonriéndole con tanta alegría que lo desequilibró un poco.

– Sí, quizás la próxima vez que nos toque hacer un proyecto podrías ser en tu casa, aprovechando para conocerlos – asintió, luego, aprovechando que el otro estaba junto a él, bostezó, – Últimamente no he podido dormir por culpa de Izuna – cambió de tema.

– ¿Izuna? – repitió el otro.

– Umhm – confirmó un poco más despacio que la anterior charla ociosa – por las noches me despierta porque tiene pesadillas... Algo relacionado con las vacas, me parece – murmuró acomodándose para dejar caer su cabeza sobre el hombro del otro, el cual, para su molestia, era lo suficientemente alto como para ser cómodo.

– ¿Vacas? – exhaló bruscamente el otro, quedándose quieto. No podía ver si expresión desde su ángulo, pero se estaba divirtiendo bastante.

– Creo que vió un documental sobre cómo procesan la carne en el matadero – explicó fingiendo estar adormilado, algo que también práctico con Sasuke. Después de eso, lo excentó de sus deberes en la casa por un mes, con la condición de no decir nada al respecto.

...

Hashirama estaba teniendo el mejor día de su vida, o ¿era esto un sueño? Ha de ser el cielo.

Tenía a Madara, el serio e inexpresivo Madara apoyado en su hombro, dormitando. ¿Algún dios estaba de su lado? Ahora mismo podría morir y sería una vida sin arrepentimientos.

Tenía la tentación de sacar su celular para tomar una foto pero estaba en su bolsillo derecho, por lo que terminaría despertando a Madara si hiciera un movimiento para tomarlo.

Ajeno a Hashirama, Madara estaba muy despierto. Hashirama se salvó de ser descubierto como acosador por poco.

Desafortunadamente, como siempre, su suerte le falló, ya que unos minutos después sonó el timbre que indicaba el reanude de clases.

Vió a Madara levantarse, dándole una leve sonrisa que casi lo deja inconsciente, pero es más fuerte que esto, porque piensa seducir a Madara y por lo tanto no puede dejarse caer aquí.

Cualquier pensamiento coherente es volado de su mente cuando le devuelve la sonrisa y la de Madara se amplía. Hashirama se quedó quieto por unos segundos después de que Madara comenzara a caminar porque simplemente... Es tan hermoso, y perfecto.

Y guapo, sexy, seductor, es un galán, perfecto, tierno, violento, inteligente, torpe, es frío, es caliente, es... Es suyo, pensó con una mirada cuidadosamente inexpresiva, quizás un poco demasiado oscura para su habitual personaje alegre.

...

– Últimamente Madara actúa más violable de lo habitual – murmuró Hashirama a Mito cuando tuvieron su tiempo para chismear.

– Oh, por dios – gimió Mito con horror. – Sólo no me lo digas, si no me lo dices no seré cómplice

– No es tan simple, Mito – negó Hashirama suavemente. Todo el tiempo, Hashirama observó las imágenes que Mito tomó como un favor que le debía Hashirama, todas ellas de Madara en los momentos en que estaba con él, cuando no podía tomarlas él mismo o de lo contrario sería descubierto

Luego Hashirama suspiró

– Pero ya, hablando en serio, por supuesto no haría nada de eso, la felicidad de Madara es primero – razonó con una mirada soñadora – a menos que sea con otra persona, es por eso que tenemos que asegurarnos de que no suceda haciendo cosas como...

Mito lo miró con la misma mirada que le das a un loco balbuceando en la calle,– ¿Como el chico Hyuuga?

– Exacto, veo que entiendes mi punto – asintió el castaño. – Así que vamos a investigar algo de lo que ya he esperado lo suficiente... El club del que Madara es parte, el Akatsuki

Los ojos de mito parecieron resplandecer. – Conozco a la persona adecuada para averiguar algo – dijo ella con una sonrisa en los labios, luego se detuvo. – Bueno, conocemos – admitió en voz baja

– ¡Shisui! – se dió cuenta Hashirama con una mirada de felicidad que sólo podía ser causada por algo relacionado a Madara.

...

– ¿Yo? ¡Por supuesto que conozco al Akatsuki! – respondió rápidamente el azabache con una sonrisa engreída. – Me subestiman, pero aún así les haré el favor de decir... ¡Tengo un espía!

Hashirama le dió unas palmaditas en el hombro con aprobación. – ¿Quién es?

Shisui chasqueó la lengua moviendo un dedo en negación. – Oh, pues, contactos secretos, ya sabes... – aquí hizo una pausa dramática – ¡Nah, es broma!, ¡Es Ita-chan!

Mágicamente Itachi apareció de la nada, aunque una señal rápida de aprobación que le dió Shisui a Itachi le dice que fue premeditado.

Itachi pareció estar de acuerdo con todo el asunto de acosar a su hermano, así que Hashirama estaba feliz de verlo

– ¿Akatsuki? Tiene una historia muy interesante relacionada con usted – admitió Itachi con una pequeña sonrisa que le recordó a Madara.

Shisui hizo un gesto a las bancas apartadas de todos donde tomaron asiento para que Itachi prosiguiera

– Verá, me he dado cuenta de que ha acosado a mi hermano desde hace muchos años... – comenzó, haciendo tragar pesadamente al castaño, aunque Itachi rápidamente lo aplacó. – Pero no es el único acosador, todo esto del club Akatsuki comenzó cuando un chico se transfirió a la primaria de Konoha en el salón de mi hermano...

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