El soldado naranja

136K 13.9K 22.7K
                                    

EL SOLDADO NARANJA
*.*.*

Suave era la forma en que sus manos se movían sobre la piel de mi cuerpo, y caliente la chispa que producía su solo contacto, paseándose por lo alto de mis muslos hasta por lo bajo de mi vientre en caricias estremecedoras mientras repartía jabón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Suave era la forma en que sus manos se movían sobre la piel de mi cuerpo, y caliente la chispa que producía su solo contacto, paseándose por lo alto de mis muslos hasta por lo bajo de mi vientre en caricias estremecedoras mientras repartía jabón.

Disfrutábamos del cuerpo del otro en la ducha solo por unos minutos, bajo el agua fresca del fregadero. Después de unos días sin poder actuar el plan de Adán, y sin ser atacados por experimentos de las ventilaciones, decidí darme un baño.

Rojo quiso bañarse conmigo y no pude poner objeción a eso, pero ser bañada por él era peligroso, placentero, me tentaba a perder la poca razón que tenía para cortar la diminuta distancia entre su entrepierna y mi trasero.

Si seguía tocándome de esa manera y besando la parte de atrás de mi hombro, caería. Era muy seguro que caería porque muy a mi pesar, también quería.

—Estas provocándome— ronroneé, sintiendo sus labios subir por mi cuello, al igual que sus manos subían a mis desnudos y endurecidos pechos.

—Eso es lo que quiero— Se empujó contra mi trasero, logrando que en mi garganta se construyera un gemidos que rápidamente lo dejó encantado. Todos mis sentidos saltaron y enloquecieron al sentir su caliente miembro palpar esa zona tan sensible.

—Rojo— mi voz fue apenas un hilo de tono, ahora una de sus manos estaba acariciando mi vientre, era delirante, con unas solas caricias mi cuerpo temblaba, se retorcía y meneaba—, no podemos—gemí ronco cuando volvió a empujarse apretando mis caderas con la necesidad de entrar en mi—. No podemos, debemos apresurarnos y hacer lo que...— no pude ni terminar mis palabras, pero quería recordarle que debíamos salir de ducharnos rápidamente, porque del otro lado estaba 16, esperando su turno para bañarse.

—Lo sé— susurró en mi oreja, su voz se escuchaba repleta de deseo—. Pero no puedo evitarlo— Una caricia en mi zona más íntima me abrió mucho la boca, mis rodillas se volvieron gelatina

A veces me costaba creer que la energía de Rojo siguiera intacta al igual que su insatisfactorio deseo de hacerme el amor en cada pequeña oportunidad. No es que tuviera problemas con eso, todo lo contrario, me encantaba cómo buscaba más de mí, y sus actos para conseguirlos eran, además de inquietantes, inesperadamente placenteros.

Desde un principio que traté de resistirme a él, sus acercamientos, caricias y miradas intensas, siempre amenazaron con destruir un muro en mi interior que ahora ya no existía más.

No. Porque él lo hizo polvo.

Me giró sobre mis talones para tenerme frente a sus endemoniados orbes que me contemplaron bajo el montón de agua. Ancló sus dedos a cada lado de mi cadera y me acaricio levemente, fue un tacto dulce que duró largos segundos en el que me esmeré por descifrar la forma en como me mirara.

Experimento Rojo peligro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora