El sonido de los cubiertos contra los platos era estridente en aquel silencio que nos había devorado y colocado en su centro; podía ver sus manos moviéndose con cuidado para llevar a cabo la sencilla actividad de comer, mientras sus labios permanecían obstinadamente apretados –era evidente que estaba enfocado en cortar sus alimentos para evitar la conversación-.
Clavé la vista en mi plato, la carne asada con verduras – que hasta hacía poco me había parecido bastante apetitosa- se había agriado frente a mis ojos. Mis manos no podían dejar de ser puños apretados, por más que mi cerebro les pidiera serenarse y dejar ir los utensilios.
-¿seguirás pretendiendo que esta es otra cena normal?- me escuché preguntar y, de verdad, que me sorprendí ante mi tono amargo.
Percibí la música que habíamos estado escuchando sin mucha atención, demasiado lejos; últimamente me desconectaba demasiadas veces y demasiado pronto, mi cerebro apagándose y mi cuerpo gobernando mi voluntad.
Desde mi regreso de Vancouver y la finalización de mi rodaje –desde la última "confesión" que me había hecho el profesor-, me encontraba cada vez más tenso y explosivo; no pasaba un solo día sin tener una discusión con él. Por tonterías. Que terminaban de esa manera.
Sus manos se detuvieron, haciendo obvio el esfuerzo que había puesto en parecer que estaba calmo, puesto que sus propias manos empuñadas quedaron sobre la mesa, sus nudillos blancos.
No hacía demasiado tiempo que habíamos estado tumbados en su cama, recobrando el aliento después de demostrarnos lo bien que se enlazaban nuestros cuerpos; aunque era indiscutible –hasta ahora- que el resto de partes de nuestra relación no lograban calzar del todo.
No.
Debía dejar de mentirme a mí mismo, debía parar de englobarlo en este problema, puesto que era sólo mío. Yo no lograba calzar todas las otras partes de una relación real en la nuestra, porque no podía creer en él –como antes-; seguía sin olvidar o, simplemente, dejar pasar nuestro pasado y... continuaba lastimándolo.
Ver sus ojos cafés, heridos, había terminado por iniciar una fina y –poco a poco- aguda llaga en mí también; mi parte más blanda –y a la que peor tenía tolerancia últimamente- se mantenía recordándome su confesión de amor y presentándome todas las maneras en que le estaba mutilando.
-Víctor...- su voz era un susurro bajo, evidenciando las heridas infligidas durante todos esos días. ¿Algún día sonaría como antes? Por el momento, no era más que un eco de mis recuerdos.
-¿qué?
Lo vi suspirar y cerrar los ojos, como si necesitase armarse de valor para continuar.
-esto ya no puede ir a más- sentenció.
-¿disculpa?
-dije que debemos terminar- se puso en pie, su plato lleno a rebosar con comida terminó en el fregadero -. Dije que ha quedado claro que no podemos estar juntos más.
Me congelé en mi sitio, escuchando su tono de voz tan tranquilo. En otro de esos episodios en los que mi cuerpo se movía mucho antes que mi cerebro lo ordenara, me puse de pie y me detuve sólo hasta tenerlo a un suspiro de mí.
Fue entonces que lo noté: la barbilla temblando, los ojos anegados y las mejillas pálidas. Le dolía.
-no vas a hacerlo, no vas a terminar conmigo de nuevo- escupí, retorciéndome por mis propias palabras -, no tienes derecho a hacerlo otra vez...
-¡pues termina tú conmigo!- debió haber sido un grito, lo sabía; en su lugar, la voz de Yuuri se quebró y sonó sólo como un desgarro lacerado.
El sonido del cristal estrellándose contra el piso hizo eco en mis oídos –no me había dado cuenta de que todavía tenía el vaso entre sus dedos-, antes de atraerlo a mis brazos y robarle la respiración a besos. Aferré su cintura y apreté su cuerpo contra el mío, mis manos batallando para bajar hasta la cintura de su suéter y tocar su piel sin obstáculos.
Lo sentí irse en el beso, aferrarse a mí con sus uñas, perderse entre las caricias. Para cuando volvimos a hablar, la hora de la cena había quedado muy lejos, el alba estaba por asomarse entre las cortinas de su ventana y el aire húmedo del exterior cosquilleaba en nuestras pieles desnudas.
Creí, por un momento, que había logrado hacerlo olvidar.
Me equivoqué.
Desperté para verlo sentado sobre la cama, su barbilla apoyada sobre sus rodillas –las cuales tenía rodeadas por sus brazos apretados-. Tenía el rostro roto, blanco y dolorido, la nariz rojiza por la emoción. Sus ojos... era innegable que habían estado lagrimeando por un rato, suaves gotas rodaban por sus mejillas y caían por el borde de su barbilla –algunas rodaban por el cuello-.
Me senté a su lado y, aunque podía sentir el calor de su cuerpo, sabía que estábamos muy lejos.
-termina conmigo- pidió, sin molestarse en limpiar su rostro.
-no puedo hacerlo- lo dije con toda la honestidad brutal que poseía: no podía amarlo, pero tampoco me sentía capaz de dejarlo.
Su cabeza cayó contra mi hombro, mi brazo rodeó sus hombros –apretando-.
-termina conmigo...
Mi otro brazo terminó por encerrarlo, su cara en mi cuello y mi nariz respirando en su oreja.
-nos estamos rompiendo...
-lo sé.
Cerré los ojos. Por supuesto que sabía, Chris había tenido razón –esa venganza ya había llegado demasiado lejos- y sólo estaba demorando lo inevitable. Lo sentía rasgarse a nuestro alrededor, de a poco cada vez.
Lo sabía... era momento de decir adiós.
-terminemos, Yuuri.
Un sollozo reventó entre sus labios. Se había acabado.
Hola!!!
Vengo con retraso... principalmente porque este capítulo me costó un poco de trabajo -no me gusta ver sufrir a mis bebés, aunque no lo parezca :P - y porque veía que quedaba muy corto, pero al intentar agregar algo más ya no me convencía... así que, espero les haya parecido bueno -ya no digo gustar, porque bueno, es triste-.
Esto podría haber seguido por más tiempo -la relación enfermiza entre ellos-, pero creo que ya fue suficiente para ambos, lo que me recuerda -no sé si a estas alturas deba dar estar aclaración, pero por si acaso-:
Esta es una obra ficticia con personajes dañados que hasta el momento mantienen una relación tóxica para ambos, no busco por medio de ella romantizar la idea del abuso en el noviazgo (que es en los límites que juego con ellos y, a veces, he sobrepasado); al contrario, muchas de estas conductas no son metas para una relación y si en algún momento tu pareja tiene comportamientos similares a los personajes, mi recomendación es: déjala.
Dicho lo anterior, el siguiente capítulo estará aquí entre viernes o domingo -así para no verme tan mal si me tardo u.u- y se llamará "Solo" -ahí no hay cambios-.
XO~Shivittha
PD: Espero sepan perdonarme por hacerlos romper, pero creo que todos nos damos cuenta que no están bien juntos ahora...
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El tsunami al otro lado del mundo - (Victuuri)
Romance|AU Maestro-alumno| Existe una teoría donde se dice que el simple aleteo de una mariposa puede provocar desastres al otro lado de la Tierra. Yuuri Katsuki, maestro en un internado para los hijos de la crema y nata de Michigan -o mucho más lejos- no...