Capítulo IX. Parvada de Mariposas

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Antes.

Caminaba con lentitud, como alargando los minutos, sonriendo suavemente y dejando que el viento frío acaricie mi rostro, que las nubes de vaho desaparecieran sobre nuestras cabezas; mis pasos se acortaban conscientemente y escuché su suspiro profundo al darse cuenta de lo que hago, lo que me provoca una sonrisa aún más grande.

Sé que él no estaba feliz de ese breve paseo... no, debo corregir eso: él no estaba feliz de sentirse feliz por ese breve paseo.

Con el paso de los días me fui acostumbrando a esa extraña vibra que emanaba de Yuuri en ondas, todo ese auto-odio o algo así; sentía como disfrutaba de nuestro tiempo juntos, de las cosas que hacíamos en los rincones solitarios de la biblioteca y tras la puerta cerrada de su oficina; sin embargo, también lograba sentir lo que le retenía, lo que no le dejaba simplemente estar conmigo.

Mis dedos tocaron los suyos y pude sentir su cuerpo tensarse de pronto para luego, extenderlos y acariciar los míos, sin realmente tomarnos de la mano. Trataba de no darle mucha importancia, lo había hecho seguirme la corriente en esta... relación, y eso era suficiente, por ahora.

No estábamos ahora en el campus del internado, paseábamos por las calles después de una comida tardía -tampoco estábamos lo suficientemente lejos-; aprovechamos los momentos robados a las vacaciones de invierno antes de que él regresara a Japón a visitar a su familia. Se iría después de navidad, después de mi cumpleaños.

Me gustaba pensar que había retrasado su viaje por mí causa, aunque yo había escuchado la conversación que tuvo por teléfono con su familia sobre todas las cosas pendientes que tenía y debía terminar antes de marcharse; de cualquier manera, nadie había muerto por mentirse un poco así mismo.

Dejé que las yemas de mis dedos se llenaran con la textura de su piel suave, tanto como porcelana fina, igual de blanca. Ahora tenía sueños vívidos con ella y su tacto sobre mi propia piel.

-Víctor...

Parpadeé, dándome cuenta que Yuuri llevaba tiempo intentando hablarme; mis ojos encontraron los suyos curiosos y confundidos.

-¿disculpa?

-... te he preguntado qué es lo que harás por tu cumpleaños.

-¡oh! Bueno, mi padre llegará a la ciudad mañana y tiene pensado tener una cena o algo...- solté sorprendido por la pregunta -¿acaso quieres hacer algo?

-bu... bueno, pensé que podríamos vernos antes de que me vaya- murmuró, recogiendo sus manos y metiéndolas en los bolsillos de su abrigo negro -; además, es navidad.

-no festejo navidad, Yuuri...

-¿y tu cumpleaños?

Me detuve.

Me gustaba esta parte de él, su mirada medio esperanzada y curiosa; era algo que no veía a menudo, casi siempre parecía ser yo quien le buscaba.

Él avanzó un par de pasos más antes de darse cuenta que no continuaba a su lado y se giró sorprendido.

-¿para algo?- preguntó, como si no fuese la primera vez que él intentaba un avance, la primera vez que deseaba hacer algo sin que yo lo propusiera primero... la primera en que parecía tener genuino interés en esto.

-no, todo está bien... - arrugué la frente, recordando la última vez que había festejado realmente mi cumpleaños, no como la cena que mi padre tenía preparada y era más un compromiso que una reunión feliz -eh, sí... a veces lo hago.

Una sonrisa breve se esbozó en su rostro, sus mejillas ligeramente sonrojadas. Yuuri Katsuki -cuando no estaba sobre pensando todo como demente- era hermoso.

El tsunami al otro lado del mundo - (Victuuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora