-Ya he terminado de comer, madre.
-Suad, ¿te encuentras bien? Desde que volvimos de Mesopotamia hace dos semanas casi no comes nada.
-Si madre, estoy perfectamente.
-De acuerdo.
Hace dos semanas que los faraones volvieron a Egipto, y, por lo tanto, hacía dos semanas que Abi y Suad no se veían, cosa que, para nuestros protagonistas, era como el infierno. Suad se pasaba las tardes en la biblioteca, buscando maneras de teletransportarse en los antiguos escritos, cuando, de repente, recordó algo. Hacía algún tiempo, encontró un pergamino de un espíritu que vagaba por El Valle de los reyes, el cual tenía la capacidad de teletransportarse, así que, sin dudarlo ni un segundo, emprendió un viaje al Valle de los Reyes, donde, en un claro, a La Luz de la luna, los restos de lo que parecía ser, una casa. A nuestro protagonista le mataba la curiosidad, y entro a ver pero, al entrar, encontró algo que le dejó, al mismo tiempo, satisfecho, impactado y atemorizado. Era el espíritu.- Que... quieres...
Dijo el espíritu con voz de... bueno, de espíritu.
-S-soy el hijo de los farao...
-¡Cállate! Ya sé... quién eres, y de dónde vienes. Contesta pues... a mi pregunta. ¿Que... quieres?
Suad estaba tembloroso. Había leído que los espíritus podían robar el alma de los humanos.
-Quiero que me enseñes a teletranspotarme para...
-Poder ver a tu amada -dijo el espíritu con voz fría y cortante-
-Exacto.
-Bien... supongo que puedo enseñarte a dominar la teletranspotación. Solo tardaré un par de años.
-¡¿AÑOS?!
-Bueno, puedo hacer que domines este arte instantáneamente, pero... tendrás que pagar un precio.
-Lo que sea con tal de ver a mi amada -dijo el-
-De acuerdo... jijijijijiji. Acompáñame
Llegaron a una habitación, en la que Suad se colocó alrededor de unas runas mágicas, las cuales, de repente, se encendieron.
-Omnipotens -decía el espíritu-, da huic potestati manifestum causam vides amicae meae esse contributionem pro.
Al instante, las runas empezaron a emitir unos rayos de luz que apuntaban a Suad. Una luz le cegó, y cuando volvió a ver, el espíritu había desaparecido. Sin embargo encontró una nota
<Para poder teletransportarte, di Suscipe me seguido del lugar al que quieras ir.>
-¡Suscipe me alcoba! Dijo Suad
Antes de darse cuenta, su cuerpo se empezó a desvanecer y, al volver a estar entero, estaba en su alcoba. No podía creerlo. ¡Había funcionado!
Ya era tarde, así que se fue a dormir.
-Estúpido... si ha aceptado a cualquier precio, podría llevarme a su amada al más allá, al fin y al cabo, el también puede ir allí. Aunque, pensándolo mejor, déjale a todos en este mundo de momento...
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Clasocade
عاطفيةEsta es la historia de dos jóvenes que harán locuras para que su amor prospere.