Irrealidad

76 26 11
                                    

La lluvia mojaba sobre sus hombros, Hinata se había quedado parado en ese lugar, las chicas ya no estaban ahí y el solo miraba a la nada buscando respuestas.

¿Por qué se sintió importante? ¿Por qué creyó en las palabras de Kageyama? ¿Por qué dolía tanto?

Estaba empapado de la cabeza a los pies y no podía volver a su clase así, caminó hacia un salón vació y una vez dentro se sentó cerca de la ventana.

Las gotas de lluvia golpeaban el cristal mientras relámpagos se veían a lo lejos, con sus manos apretó su brazo intentando mitigar su enojo pero no era suficiente.

Eres un idiota.

Sus mejillas se teñían de rojo cada vez que su mano chocaba con ellas.

Idiota... idiota... el ardor que sentía después de golpearse era placentero, Hinata sabía que solo de esa forma calmaría su enojo y frustración. Se odiaba tanto así mismo por no ser una persona normal.

–Eres fuerte, respira profundo cada vez que te sientas al borde de la desesperación –el doctor Takeda le aconsejó en su tercera consulta– Recuerda, no debes golpearte.

– ¿Y si no puedo? –Hinata dijo mientras mordía una pluma.

–Pasaras por la crisis y luego vendrá una depresión, ya lo has experimentado antes ¿no? –Hinata asintió y se hundió en el asiento.

Hinata exhaló e inhalo una y otra vez hasta que sintió su cuerpo más relajado.

Eres fuerte.

La lluvia había cesado, se podía ver como las nubes se despejaban poco a poco mientras daba a pequeños rayos de sol

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

La lluvia había cesado, se podía ver como las nubes se despejaban poco a poco mientras daba a pequeños rayos de sol.

¿Y si no jugó con él? Deshecho la idea de inmediato, Kageyama solo quería burlarse de su persona, ahora su cerebro le estaba jugando una mala pasada.

¿Cómo no lo pudo ver antes? Definitivamente había bajado su guardia. Un imbécil, le hizo creer que era especial y él sabía e intentó convencerse lo contrario pero no pudo evitar que esos sentimientos brotaran en él.

Sentimientos que ahora lo habían lastimado al ver su cruel realidad.

Después de haberse lavado el rostro esperó a que todos sus compañeros de clase salieran del salón, solo quedaban pocos alumnos en la escuela, algunos por sus actividades extra escolares como el equipo de béisbol quienes entrenaban hasta tarde.

Estaba por tomar su bolso junto con sus libros cuando la puerta de su aula fue abierta, un leve olor a lavanda inundó sus fosas nasales, Hinata hecho una mirada y su respiración se contuvo por un momento.

–Kageyama...–dijo en un susurro.

¿Qué hacía ahí? Observó el rostro tranquilo de ese chico, ese chico que había herido sus sentimientos. Hinata quería saber la verdad, si era un maldito juguete para Kageyama él quería saberlo y quería que Kageyama se lo dijera.

Power ranger & señor conejoWhere stories live. Discover now