Gravity of you

Torn

-Estás... estás vivo- Yuto no podía creer lo que estaba viendo, la persona frente a él, ¿podría estar equivocado? no, él lo había reconocido, si, era él, era Kaito, sonrió, Kaito estaba vivo... pero... ¿cómo?

-Que hermoso reencuentro- se burló Yuri -no pensé que llegaría a verlo con mis propios ojos, jamás-

Yuto se dio la vuelta mirando a su amante, la sonrisa desapareciendo de sus labios -¿lo sabías? ¿sabías que Kaito estaba vivo?- preguntó sintiendo una punzada de traición en su pecho ¿así se había sentido Yuri hace tan solo unos momentos?

El general de Fusión lo miró fríamente -por supuesto que lo sabía- contestó -después de todo, yo fui el encargado de asesinarlo- una malévola sonrisa se formó en sus labios antes de que se cruzara de brazos e hiciera un leve puchero -pero parece que no hice bien mi trabajo después de todo... que mal- casi sonaba arrepentido... casi.

-Tu lo... tenías que asesinar- repitió Yuto abriendo más los ojos en sorpresa, no había esperado eso tampoco.

-Si, falló, parece que no estaba en su mejor momento hace 3 años- intervino Kaito, un borde de ira en sus palabras.

Fue entonces que el general de Exceed sintió que su alma caía a sus pies, hace tres años, lo que quería decir que desde entonces, sino es que desde antes Yuri había sabido que Kaito no había muerto cuando lo habían prácticamente secuestrado del hogar del rubio. Entonces, su amante se lo había estado ocultando, no solo eso sino que había ido sin más a asesinar al hombre de Exceed ¿por qué?

-Vamos no pongas esa cara, tu tampoco eres precisamente inocente- se defendió Yuri mirando a Yuto -te hice un favor al ocultarte ciertos aspectos de tu vida pasada- no, no se veía en lo más mínimo arrepentido de haberle ocultado cosas a su amante.

El general Exceed gruñó ante eso -¿¡cómo?!- gritó -¿¡cómo es que eso es hacerme un favor?!- apretó los puños con fuerza -¡sabías bien lo asustado y triste que estuve cuando me secuestraron! ¡sabes cuánto lloré por la muerte de Kaito! ¿¡porqué me lo ocultaste!?- preguntó al final sumamente alterado.

-Porque él fue un cómplice de tu secuestro- contestó Kaito acercándose a Yuto -lo recuerdo bien, esa noche, en la que se supone debería de haber muerto-

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Kaito despertó esa noche, miró al vacío de la oscuridad, desorientado por unos momentos, fue entonces que lo sintió, había otra presencia ajena dentro de su casa.

Se puso de pie y, despacio, caminó por su habitación hasta llegar a la puerta, escuchando con atención. Si, eran pasos, cinco, no, siete personas ¿cómo es que habían entrado? No, eso no importaba. Abrió la puerta con cuidado de no hacer ningún ruido y luego se trasladó hacía la habitación de enfrente, tenía que proteger a Yuto.

Entró a la habitación y vio al niño durmiendo en su cama, era una de las pocas veces que el infante dormía con tranquilidad y tenían que venir esos sujetos a... no, no sabía qué demonios estaban haciendo en su casa pero no iba a quedarse para averiguarlo.

-Yuto- susurró suavemente al tiempo que movía al niño, tardó un poco pero al final esos ojitos grises se abrieron.

-¿Kaito?- preguntó el niño tallando sus ojos para despejar el sueño -¿qué sucede?-

-Sshh- lo silenció Kaito -tenemos que irnos- susurró -sígueme, no hagas ruido- ordenó haciendo que el niño saliera de la cama.

Yuto se aferró entonces a su camisa mientras salían despacio de la habitación. Tenían que salir por la parte de atrás.