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Un joven Jimin de 16 años iba caminando tomado de la mano de su hyung favorito, Lee Taemin, rumbo a la casa del mismo.

Más que su hyung favorito, era su novio.

Esa noche de viernes, su novio organizó una fiesta en la gran mansión en la que habitaba junto a sus padres, pero, por trabajo la dejaron al cuidado de su único hijo, creyendo que estaría en buenas manos ya que el muchacho siempre fue responsable en todo lo que le mandaban, creyendo que no haría nada indebido mientras ellos estuvieran fuera del país.

Error.

El instituto entero asistió a la tan codiciada fiesta. Taemin no era una persona de bajo perfil en el instituto, por así decirlo. Muchas chicas y más que algún otro chico suspiraban más de lo debido por el. Era guapo, sin duda; con su cabello de color ceniza perfectamente peinado todos los días, esos ojos de un café intenso que con una sola mirada te estremecía, esos pómulos que se engrandecían cada que sonreía y esos labios rosados y carnosos, tentación para todos. Sus perfectos y tonificados músculos que se marcaban a la perfección en su camisa y las potentes piernas que se cargaba dejaban babeando a medio mundo.

Muchas personas todavía se preguntaban el porqué Taemin salía con el niño afeminado de 3er grado.

La respuesta era sencilla: ambos se habían enamorado el uno del otro.

Jimin era adorable y sexy a la vez, su cachetes adorables y su cuerpo irresistible lo compensaban. Se ganó ese apodo por usar brillo labial de chica y pintarse el cabello de un bonito rosado pastel fuerte, entre otras cosas. Eran unas razones muy absurdas pero que el chico pasaba por alto ya que, según el, no había nadie capaz de arruinar la seguridad y confianza que se tenía el mismo. A pesar del pequeño gran problema que tuvo con sus padres al llegar a su casa con el cabello pintado de rosa, siguió con la cabeza erguida, irradiando seguridad a cada paso que daba.

Lástima que eso no duró mucho. 

La pareja se encontraba dentro de la casa, en el centro de la fiesta. Luces de colores adornaban todo el lugar y la música sonaba a un nivel muy alto que incluso el suelo vibraba. Ambos todavía se encontraban con sus manos entrelazadas, saludando a los invitados.

— ¡Oye Jimin! — le gritó Taemin a su pareja para que pudiera escucharlo a pesar del bullicio de la fiesta — ¡Iré a por bebidas! ¡Ya regreso! — asintió y se alejó en busca de las bebidas, mientras Jimin se quedó de pie en el lugar donde estaba, esperando pacientemente a su acompañante.

Pero no regresó.

Tras 30 minutos de espera, extrañado, Jimin comenzó a buscarlo. No se podía tardar tanto en buscar dos simples bebidas, ¿verdad?
Comenzó buscando con la mirada, por si lo veía, pero nada.
Fue hacia la barra, donde supuestamente tendría que pedir las bebidas, pero tampoco estaba. Le preguntó a la chica que atendía si lo había visto por alguna parte, pero no sabía nada.
Fue hacia el jardín, tampoco. Preguntó a todos los que encontraba, pero nadie sabía sobre el paradero de Lee Taemin.

Hasta que subió al segundo piso, y escuchó ruidos raros provenientes de la habitación de su pareja. Ya había estado unas cuantas veces en su casa, allí habían pasado muchas cosas, y conocía la habitación a la perfección.

Abrió la puerta con cuidado, no quería interrumpir, tal vez no era Taemin y él iba a llegar allí interrumpiendo cualquier cosa que estuviera sucediendo dentro de esa habitación; pero cuando asomó su cabeza y vio el interior de la habitación, se le cayó el alma al suelo.

Taemin, su novio, su amado, su vida, su mundo, su todo... el se encontraba allí, penetrando a la zorra del instituto con mucho gusto mientras ambos jadeaban y gemían sin vergüenza alguna, disfrutando cada embestida que el muchacho daba dentro de la chica.

Abandoned Number ; myg + pjm Donde viven las historias. Descúbrelo ahora