5.

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Pasaron 2 días sin tener contacto alguno contigo. Cruzabamos ahora si dándole credibilidad a lo que habías dicho, parecíamos dos completos desconocidos.

Pasó una semana y todo seguía igual, era una mañana lluviosa cuando vi salir a toda su familia con maletas en mano, su mamá, su papá, sus hermanas, solo faltaba el. Seguí pegada a la ventana con la esperanza de ver a mi rayo de sol en medio de este nublado día pero tu nunca subiste a ese auto.

Esta vez mis padres me llevaron en auto al Instituto, tenía la esperanza de toparme con él y ofrecerme llevarle a pesar de lo ocurrido. Pero el nunca salió.

Durante el tiempo libre busqué a su grupo de amigos con la esperanza de verle pero tampoco estaba y en este momento agradecía que no lo estuviera si no una desilusión se hubieras llevado. Su novia besandose con uno de sus amigos.

Todo el día permaneció nublado y sin rastro alguno de el. No fui a buscarle con la confianza de que estaría en otro lugar.

2:00 am la lluvia golpeaba la ventana con gran estruendo, relámpagos y truenos daban sonido más espeluznante a la noche. Un escalofriante llanto se escuchaba a través de mi pared.

Dí un salto en la cama al sentir mi celular vibrar. Era el.

—Ayuda —No necesité más, salí disparada al escuchar tu quebrada voz.

Sin importarme si depertaba a mis padres salí corriendo de mi casa para entrar a la suya. ¿Cómo es que su puerta no tenía llave?
Corrí escaleras arriba buscando su habitación hasta que dí con ella al fondo.

Todo estaba oscuro, los relámpagos por la ventana era lo único que me regalaba luz. Estaba en un rincón, sus brazos abrazaban sus piernas. Se miraba tan frágil e indefenso.

Bajé hasta el, tomándole entre mis brazos. No sabía que le ocurría, pero quería protegerle de todo aquello que le tuviera así.

—Estoy aquí Felix —Lentamente levantasto la cabeza, su mirada estaba perdida. Sus ojos brillaban estando hinchados indicando que llevaba horas llorando.

—No me dejes solo —Salió de sus labios en un hilo de voz para después volver a cerrar los ojos.

Toqué su frente estaba ardiendo en fiebre. Le ayudé a reincorporarse y le llevé hasta la cama.

—¿Desde cuando estas así Felix?— Pregunté buscando algo de medicina entre sus cajones.

—Desde la mañana—Respondiste haciendo un gran esfuerzo.

—¿No les dijiste a tus padres?—.

—No les importó, aún así yo este a punto de morir ellos no retrasarán sus planes —Me quedé inmovil ante su respuesta ¿Cómo un padre puede irse sin importar que su hijo este enfermo?. Caí en cuenta que en ese momento yo era lo único que tenía.

Encontré un par de pastillas en una de sus mesitas de noche. Por el nombre supé que eran aquellas que mi mamá me da cuando enfermaba, estarías bien con ellas.

Llevé hasta su habitación un recipiente con agua y un trapo para ayudarle a bajar la temperatura. Su cama era pequeña obligandome a sentarme en la orilla de esta.

Cambie el trapo una y otra vez después de dárle a tomar las pastillas. Su temperatura comenzaba a bajar poco a poco.

Me perdí mirándole a la luz de la tormenta. Era como si fuera la única luz en esta oscura noche. ¿Cómo puede ser tan perfecto?, ¿Cómo puede ocasionar que mi corazón vaya tan rápido con sólo mirarle?.

Sus pecas deslumbran su rostro, es como estar mirando un cielo estrellado en ese momento.

La hora había llegado tenía que volver a mi casa a cambiarme para ir a clases, con cuidado me levanté sin querer hacer ruido para no despertarle, pero fui detenida por el.

—Por favor no te vayas— Tomó mi brazo firmente. —Te necesito—Lentamente abrió sus hermosos ojos para implorarme quedarme.

Tomé mi celular avisando a mis padres que no iría a la escuela después de explicarles tu situación.

—Si me voy a quedar por lo menos déjame espacio en tu cama— Logré sacarle una sonrisa a pesar de su estado.

La fiebre parecía haber desaparecido, la razón por la que finalmente retiré los trapos de su frente.

Se movió dejándome espacio entre sus cobijas. Tenía miedo de que me fuera al quedarse dormido así que se recostó sobre mi pecho. No fue ningún problema para mi, amaba tenerle cerca. Acariciaba su cabello mientras miraba como por la ventana la lluvia seguía cayendo. Sin darme cuenta me quedé dormida con el entre mis brazos.

freckles ; lee felix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora