10.

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—Escapemos —Habló sin dejar de mirar lo único que quedaba del atardecer.

—¿Escapar? ¿A donde? —Como pude contesté aún seguía analizando lo que acababa de ocurrir minutos atrás.

—A donde sea, escapemos sin rumbo —Su rostro se iluminaba como si fuera una de sus más brillantes ideas —Tomo prestado el auto de mis papás y nos vamos a cualquier lugar que desees. Pasemos la noche fuera.

—¿Y si mis padres se enteran? —Era mi único impedimento para irme con el.

—Recuerda que estas a mi cargo, nada pasará —Era cierto mis padres me dejaron a su cargo no sería necesario dar explicaciones.

—Esta bien hagámoslo —Saltó sobre mi lleno de emoción haciéndome caer contra el césped.

—Iré por el auto espera aquí —Corrió de regreso a nuestro vecindario por muestra más importante herramienta para comenzar nuestra aventura.

Después de unos minutos llegó recogiendome donde me había hecho esperar. ¿A donde iríamos? Sólo el lo sabía.

—¿Qué tanto me miras? —Preguntó sin quitar la vista del camino, al parecer me había atrapado admirándole.

—Hoy no utilizas maquillaje —Habló algo sorprendida. Era algo que nunca olvidaba poner en el.

—No hay necesidad de utilizar la máscara contigo —Sonrío como si estuviera orgulloso de ello.

—¿Cómo te sientes? —Me refería a este gran cambio en su vida. Hoy las personas le verían tal cual es sin ocultar sus pecas. A pesar de ser de noche no son algo fácil de ignorar.

—Estoy muy nervioso, pero contigo a mi lado puedo afrontar mi miedo —Tomó mi mano con la suya. Pude sentir la confianza que me tenía. Me sentía tan orgullosa de el, se encontraba a un paso de vencer su miedo.

Llegamos hasta un parque de diversiones donde aparcó el coche. Bajó algo nervioso, caminaba mirando a todo lugar buscando que las personas no le miraran.

—Felix recuerda que todo está bien, si las personas miran es por que se dieron cuenta de lo hermosas que son tus pecas —Le di animos. De un momento a otro sostuvo mi mano entrelazado nuestros dedos como una pareja de enamorados lo haría. Aquí había un error yo no era su novia y el no estas enamorado de mi. Los errores no importaban esta vez, me permitiría vivir este día con el error más hermoso.

Nos subimos a todos los juegos que querías subir, se miraba como un niño pequeño lleno de alegría. Mi niño.

Llegamos a un lugar de dardos donde el premio mayor era un lindo gatito con manchitas en su rostro. Trató tan duro por conseguirlo hasta que lo logró.

—Toma —Me tendió el peluche con una sonrisa. —Recuerdame cada que mires este gatito ¿No crees que somos idénticos? —Colocó el felino aún lado de su rostro buscando comparación.

—Ambos son lindos —Reí ante su fallido intento en actuar lindo. —Te aseguro que lo pondré en mi cama.

Cerraron el parque de diversiones dejándonos con una parte de nosotros complacida.

Seguimos nuestro destino, conducia sin rumbo entre risas y palabras. Paró en un lugar de comida rápida donde ordenó una pizza y dos hamburguesas para llevar.

—¿Quién se comerá todo esto?— Me asombré por la cantidad de la orden.

—Obviamente nosotros, la noche es larga y el hambre ataca— Pagó la comida junto con las bebidas para adentrarnos nuevamente al auto.

Conducío una hora más, bajó la capota del auto volviendolo convertible. Nuestra música favorita amenisaba el camino, el aire nos golpeaba regalandonos emociones de libertad y esperanza.

Llegamos hasta una hermosa playa que al parecer era secreta, nunca en mi vida la había visto. Se estacionó entre la arena haciéndonos sentar sobre el auto.

—¿Qué hora es? —Pregunté con la incertidumbre de saber cuánto tiempo había pasado.

—3:00 am ¿Buena hora no?— Rió dándole una mordida a su hamburguesa.

—La hora del diablo, dicen que pasan cosas extrañas a estas horas— Bromie con el viejo mito que compartía la sociedad —Que cosa más extraña podría haber que nosotros enmedio de la playa —Reí dándole un sorbo a nuestra Coca-Cola ya que se había empeñado en sólo comprar una para los dos.

—No es extraño creo que ya era necesario poder hacer esto —Habló algo nostálgico.

—¿Por que lo dices? —Conteste preocupada.

—Por primera vez en mucho tiempo me siento feliz, por primera vez en mucho tiempo puedo sonreír— Sus ojos estaban llorosos comenzando a dejar salir de ellos un líquido cristalino.

—Felix –Fue lo único que mencioné antes de dejarme ir a abrazarle. Se aferrabas a mi con el alma. El sonido de las olas y su llanto era lo único que era posible escuchar —Sabes que eres alguien muy valioso, eres un ser muy especial. Nunca te dejaré sólo, lo único que deseo es verte feliz —Acaricié su cabello buscando su consuelo.

—¿Prometes nunca irte? —Me miró con los ojos hinchados. Su voz era demasiado grave levantaba el meñique buscando cerrar nuestra promesa.

—Ante el océano y la luna prometo nunca irme de tu lado —Sonríe cerrando el pacto del meñique. Ni aunque me lo pudieras me alejaría de ti.

Continuamos hablando de cosas sin sentido, desnudamos nuestra alma mostrando hasta nuestros miedos. Finalmente me sentía cerca de él.

Ya estaba cerca el amanecer, la mejor noche de mi vida estaba por terminar y era hora de volver a casa. Llegamos hasta nuestro lugar secreto donde vivimos el atardecer y ahora lo haríamos con el amanecer.

Acomodó el auto defrente de manera que lo pudieramos apreciar a la perfección. Miraba al frente cuanto buscó tener contacto conmigo se acercaste a mi para comenzar un beso.

Nos moviamos al compas necesitandonos bajo el bello amanecer. No quería hacer esto pero estaba por perder el control ¿Cómo termine sentada sobre ti mientras nos besabamos?.

La velocidad bajo besándonos con tranquilidad disfrutando de cada movimiento, estudiando cada inclinación hasta que se separó de golpe.

—No podemos seguir —Habló algo desconcertado.

—¿A que te refieres? —Mis mejillas se tornaron rojas al recordar que estaba sentada sobre sus muslos.

—Tengo una novia que me ama —Soltó sin anestesia. Me moví hacia el asiento del copiloto de donde nunca debí de haberlo hecho. —No podemos seguir con esto, esto fue un error —Me miraba fijamente.

—¿Para ti sólo fue un error? ¿Te arrepientes de lo que hicimos? —Rogaba por que lo negará, por que fuera una más de sus bromas.

—Sí —Su respuesta me hizo perder el control de mis sentimientos.

Sin decir más abrí la puerta para salir de este lugar deinmediato.
Lo único que necesitaba era perderte de mi vista. La burbuja explotó trayendome a mi triste realidad.

—Espera te llevo —Habló saliendo del auto tratando de detenerme.

—No es necesario Felix —Comencé a caminar regreso a casa con mi bolsa en mano, el corazón deshecho y mis lágrimas cayendo sin forma de detenerse.

freckles ; lee felix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora