UNA LIBERACIÓN, UNA DESPEDIDA Y UNA (CASI) MUERTE

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Para empezar diré que es el final...

Muchas gracias a todos los que habéis seguido esta ida de olla monumental.

Ala, ya está. Clara y concisa. Dentro capítulo:





Ana agarraba las manos de Miriam con ternura. Tenía los hombros caídos y una expresión derrotista.

—Me temo que este es el final—Los ojos de la leona se llenaron de lágrimas—. Miriam, no llores, por favor—y le limpió las lágrimas.

—Joder—dijo con la voz rota—, sé que parezco Calimero, pero es que no es justo. Toda mi vida siendo bollera y creyendo que acabaría casada por obligación y con un hombre. Y entonces apareces tú, y por una estúpida ley—la princesa negó con la cabeza—. Te quiero.

Ricky en tamaño extra grande asomó su cabeza por detrás de la torre y observó con tristeza la escena que se desarrollaba en el balcón. Se limpió una lágrima que le caía. No podía permitir que esas dos no terminaran juntas así le costara otra eternidad durmiendo en el suelo de esa lámpara.

—Venga, Ana—le dijo volviendo a su tamaño normal y acercándose a la parejita—. No pasa nada. Tan sólo pídeme que te convierta en una princesa de nuevo y lo haré. Aún te queda un deseo.

Ana le miró.

—Pero Ricky, ¿y tú libertad?

—Bah, tan sólo es pasar otra eternidad en la esclavitud. Nada nuevo bajo el Sol. Pero un amor como el vuestro no le he visto desde—"Albarracín" pensó. El genio miró a Mimi que, al lado de Mireya, contemplaba la escena con tristeza. Luego devolvió su vista a la morena—hace mucho tiempo—dijo en cambio—. Ana, no encontrarás a otra mujer así en lo que te queda de vida, créeme. En temas de amor sé de lo que hablo.

Ana miró a Miriam y la agarró por las mejillas.

—Miriam, te quiero, pero yo no puedo fingir ser alguien que no soy.

La leona pegó su frente a la de Ana y asintió.

—Ricky—dijo Ana separándose de Miriam. El genio le sonrió—, deseo que seas libre.

—Genial. Princesa en: tres, dos, ¿¡qué!?

La boca de Ricky casi se descuelga de su mandíbula. Ana dejó la lámpara sobre la palma de su mano.

—Eres libre.

En ese momento la lámpara se elevó de su mano y empezó a emitir chispas multicolores. Una nube morada envolvió a Ricky y de sus muñecas cayeron los grilletes. El genio se miró. Dio una vuelta sobre sí mismo. Se agachó a coger la lámpara que había caído al suelo. Ya no brillaba. Sonrió atónito.

—Soy libre—dijo incrédulo—. Ana, maricona, pídeme lo que quieras. Algo loco. Yo que sé. Dime que quieres el Teide.

Ana le miró y sonrió.

—Deseo el Teide.

— ¡Y un coño!—gritó Ricky riendo y ascendió como un cohete hacia el cielo haciendo tirabuzones. Luego volvió a aterrizar junto a ellas. Dio saltos mortales. Rio y danzó durante minutos. "¡Soy libre!" repetía dos veces por segundo maravillado. Materializó una maleta y comenzó a meter ropa de todo tipo alegremente.

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⏰ Última actualización: Aug 03, 2018 ⏰

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Analice War:  la leona, la rubia, el hechicero y el genio de la lámparaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora