Seguía sin saber que estaba ocurriendo. Todos seguían con sus caras extrañas, yo miraba para todos lados creyendo que alguno me daría una respuesta. El señor Fárres comenzó a repartir unos papeles y nos indicaba que no los viéramos. Comencé a sospechar, pero preferí esperar. El profesor comenzó a decir algo, pero no presté atención, hasta que dijo algo que me hizo estremecer.
-Ya pueden comenzar el examen-
-¡¿Examen?!- exclamé. Mis compañeros se voltearon a mirarme y la mayoría se estaba riendo de mí. Fue vergonzoso, pero la verdad no sabía que íbamos a tener una evaluación.
-Hikaru- me dijo el maestro –te recomiendo que des tu mayor esfuerzo, porque los que desaprueben no irán al viaje-
-¡¿B-bromea?!- negó con la cabeza. Me calmé, di vuelta la hoja y comencé a escribir. Sabía que podía aprobar, no era la primera vez que me olvidaba de un examen importante, jamás había fallado, así que estaba segura de que iba a lograrlo, a pesar de que era complicado y había temas que jamás había visto en mi vida, porque, claro está, no prestaba atención en las clases y hasta me dormía algunas veces. Tuvimos dos horas para hacerlo, no sabía casi nada, así que tuve que razonar muchas cosas, pero había hecho todo. Cuando terminamos, salí con los chicos y nos pusimos a hablar del examen.
-Oye Hikaru, espero que te vaya bien solito acá mientras todos estamos de viaje- se reía Castiel.
-Búrlate todo lo que quieras, pero seguro obtengo una calificación mejor que la tuya-
-Eso no es complicado- acotó Kentin, nos hizo reír a todos menos al pelirrojo.
-Como sea, ya veremos los resultados. Aunque, por lo menos yo sabía que había una evaluación-
-Cállate pelirrojo tenido-
-Mañana lo sabremos, así que no discutan- intervino Lysandro.
-¿Tan rápido nos dan las notas?-
-Sí, es que mañana nos dicen el destino del viaje y todo- explicó Nathaniel.
-Hikaru- Alexy y Ren me abrazaban y hablaron al unísono –no quiero ir al viaje si no vas- me despegué de ambos.
-¡Que yo voy a ir quieran creerlo o no!- la gente dudaba de mi capacidad para inventar cosas en medio de los exámenes. Dejamos esa conversación porque se estaba volviendo algo incómodo, pero a donde quiera que íbamos había otros estudiantes hablando de la evaluación y de lo asustados que estaban de desaprobar. Obviamente todos querían pasar para no perderse el viaje. Yo era la única que estaba calmada. Me la pase sola toda la tarde porque no soportaba el nerviosismo generalizado. También cené sola, fuera de horario, me fui con la cocinera para que nadie se diera cuenta.
Al día siguiente, vi a todos muy dormidos. Era obvio que nadie había podido dormir por los resultados, mientras yo estaba completamente despierta y tranquila. Ingresamos a clase, y el profesor nos miraba a todos. Tenía la misma cara que siempre, así que nadie podía descifrar las notas tan solo mirándolo a los ojos.
-Voy a entregar las notas. Se aprueba con 50. Hay desaprobados- todas las miradas se posaron en mí. No les presté atención. El señor Fárres comenzó a entregar notas. Llamó a Castiel. Tenía una sonrisa, o pseudo-sonrisa en su rostro.
-50- dijo y respiró aliviado –a ver si me superas niñato- me dijo y me miró con superioridad. Los chicos habían aprobado todos, Alexy con 63, Armin con 52, Lysandro con 75, Ren con 86, Kentin con 71 y Nathaniel, como era de esperarse, con 98. Solamente faltaba mi nota, mi tranquilidad comenzó a transformarse en ansiedad y nerviosismo. Decidí comer una paleta de dulce para calmarme.
-Ahora voy a entregar los desaprobados- escuchar eso no me gustó para nada. Castiel se reía y los demás me miraban algo tristes.
-Bien, eso es todo-
-Disculpe señor Fárres, pero no me ha entregado mi evaluación- lo miré sin entender nada. Le había quedado guardada, la sacó, pero antes de entregármela mis compañeros comenzaron una apuesta, dijeron que el que acertaba la nota exacta que yo había sacado, iba a recibir regalos de todos los demás del curso en el viaje, es decir que tenían que comprarle algo y, si no iba, le enviaban el dinero para que otro lo comprara. Cuando comencé a escuchar las notas, quería golpear a alguien, ninguna supero el 50, creo que la más alta fue un 43.
-¿Y tú, Hikaru, qué dices?-
-100- todos me miraron sorprendidos y se rieron. Me acerqué al profesor quien me extendió el examen. Vi la nota y luego comencé a contar a mis compañeros.
-¿Qué haces?- preguntó alguien.
-Cuento cuantos regalos voy a recibir- nadie entendía nada. Di vuelta la hoja de la evaluación, enseñándoles la calificación e hice la “v” de victoria con mis dedos, mientras tenía la paleta en mi boca y una cara normal en mi rostro.
-¡Imposible! ¡No pudiste haber sacado un 100!-
-Les dije que me había ido bien chicos. No confían en mí, eso es todo- todo me felicitaron y el señor Fárres me dijo que nunca había visto a ningún alumno que se sacara tal nota sin haber estudiado o prestado atención en clase y sin saber que había un examen. La mayoría en esas condiciones desaprobaría, pero soy inteligente, no lo digo por vanidosa, es la verdad y tengo una buena capacidad de razonamiento lo que me ayuda a aprobar más que el estudio.
-Como sea, pasemos a lo más importante-
-Esto era lo más importante- me corrigieron mis amigos, o intentaron porque después me dieron la razón.
-No chicos, el viaje. Ahora nos dirán el destino y todo- el profesor nos contó sobre el viaje. Íbamos a una de las grandes ciudades a recorrer centros culturales, templos y demás. Duraría cuatro días y tres noches, estaríamos en un hotel con habitaciones compartidas, lo que realmente me generaría problemas, pero era bastante barato. El maestro nombró la ciudad a la cual íbamos. Mi cara de felicidad cambió drásticamente. No podía creer que nuestro destino sería mi ciudad natal. No estaba feliz porque no mucha gente sabía que me había inscripto en un colegio de chicos, más que mi padre y algunos amigos Además, tampoco tenía muchos deseos de que mis amigos conocieran a mi padre, es algo, por así decirlo, especial.
-Hikaru, ¿A dónde vamos no es la ciudad dónde naciste?- asentí -¡Genial! Vamos a conocer ese hermoso lugar y tal vez conoceremos a algunos de tus amigos- decía Alexy contento.
-Y amigas…- acotó Castiel. Yo estaba en shock, aún no podía creer que ese iba a ser el destino. El país era grande y justamente se decidió ir a mí ciudad. Armin se paró a mí lado y me susurró al oído.
-Tranquila, encontraremos una solución-
-Eso espero- dije y luego suspiré. Las siguientes semanas pasaron rápido, sin darme cuenta ya estaba sobre el autobús. Pensaba que no volvería al instituto con los demás.
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¡¿Cómo terminé aquí?! (Fanfict Corazón de Melón)
FanfictionAllí me encontraba. Mi largo cabello estaba corto. Mis delicadas y largas uñas, las cuales siempre llevaba pintadas de hermosos colores, cortas e incoloras. Mi pecho, vendado. Ya no podía mostrar mis piernas. Tenía un pantalón largo, el cual me resu...