Tenían los atriles colocados paralelamente, impidiendo ver el dibujo de cada uno. Diego asomaba la cabeza de entre las páginas de su bloc de vez en cuando, con el ceño fruncido y observando su rostro con una mirada profunda e impasiba.
¿Qué estaría pensando? ¿ Pensaba que se veía bonita? ¿Pensaba algo, en realidad?
Detuvo el pincel un instante y se revolvió en su asiento, intrigado.
-¿ Te ocurre algo?
- ¡N-no!
- ¿Debería dibujarte así de ruborizada?- preguntó, aunque la última palabra no se entendió muy bien ya que una gran carcajada brotó de su garganta.
- Ni se te ocurra, pareceré un tomate.
- No, la verdad es que te ves...bien- pensó mucho la palabra antes de decirla.
-¿ Debería dibujarte yo sonrojado a ti ahora?
Él alzó las cejas sorprendido, sin duda alguna. Aquella chica tenía una lengua de oro por lo que parecía.
- No estoy ruborizado.
- Solo un poco.
- Es solo que hace calor aquí.
- Ajá...
- Pienso dibujarte un gran grano entre ceja y ceja.
-¡ Ni se te ocurra!- exclamó medio susurrando para no llamar la atención de la profesora. Se abalanzó hacia la mano de Diego, que se disponía a realizar el próximo trazo.
Cuando Sunny vio su dibujo quedó sin palabras.
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Sunny
Short Story¿Qué se supone que debes hacer cuendo el chico que te gusta te rechaza delante de todo el instituto? ¿Y si, para colmo, él vuelve a ti para que finjas ser su novia y así poder librarse de su ex? Arrogante y pícaro, sin duda alguna, Diego no es un hu...