Lo que pasa en Las Vegas...|S.Y.|Terminada.

C7: Diez preguntas.

Capítulo dedicado para:  happymaktube

¡Besos, Anita! Que lo disfrutes un montón y abrazo enorme hasta Argentina<3.

Mucho amor, Gloria, xx. 

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Dos semanas después...

—¿Estás segura que tienes todo lo necesario?—cuestionó Sebastián al tiempo que salía con Leah de la casa.

La muchacha se frotó los ojos con ambas manos y bostezó un poco mientras el muchacho cerraba la casa con las llaves. Afortunadamente los padres de Sebastián se habían marchado una hora antes al campamento familiar lo que los había dejado con una hora libre para andar por la casa como los buenos amigos que eran y no fingiendo amor cada dos segundos como habían estado haciendo en las últimas dos semanas.

—Sí. Yo misma revisé anoche la valija—respondió Leah y Sebastián rio observándola.

—Puedes dormir de camino a la cabaña...luces algo cansada—anunció sin apartar sus ojos. Leah lo miró también y le ofreció una pequeña sonrisa.

—Estoy bien, gracias.—suspiró.—Creo que lo único que necesito es dormir en mi cama nuevamente...no te ofendas pero la tuya no me termina de gustar—Sebastián rio—¿Podemos parar en una tienda de conveniencia?

—Creí que tenías todo...

—Si...necesito algunas cosas de mujeres—hizo una pausa—pero sí quieres tú puedes hacer mis compras...—las mejillas de Sebastián se tiñeron de rojo y negó de inmediato.—¡Eso pensé!—se rio ella—pero lo digo en serio, no las necesito justo ahora pero...—Sebastián se quedó quieto observándola y Leah apartó la mirada de inmediato.

—¿Pero qué?—preguntó el muchacho luego de un minuto de silencio.

—¿Qué día es hoy?—cuestionó como sí de repente hubiese entrado en una especie de trance.

—¿miércoles?—respondió Sebastián.

—¡El númerito!—le espetó mirándolo.

—Dieciocho de Julio, ¿Por qué? Ay joder, no me digas que es tu cumpleaños...—Leah pestañeó un par de veces y negó con una mueca divertida.

—¡No!—rio.—Mejor vámonos de una vez que me muero de hambre y quiero rosquillas—el chico rio un momento antes de que empezar a caminar junto a ella hasta el automóvil.

—Oh mira, correo—susurró antes de cambiar la dirección de sus pasos. Leah se encogió de hombros y siguió con su camino al auto mientras él iba por el correo.

Sebastián contempló fijamente el sobre color manila y el corazón se le aceleró cuándo una loca idea se cruzó por su cabeza. ¡Esa tenía que ser el acta de matrimonio! Lo supo por el remitente y el sello extraño que tenía impreso. Soltó un largo suspiro y negó levemente antes de volver al auto donde Leah lo esperaba pacientemente.

—¿Qué es eso?—cuestionó observando el sobre.

—Documentos de la oficina de papá—respondió de inmediato colocándolo encima de la cubresol—Nada importante, no te preocupes...

—Oh—susurró.—Andando, Sebas...me muero de hambre...

—Y voy, ya voy...

(...)

—¿Estás de broma? ¿Vas comerte todo eso tú sola?—preguntó el muchacho totalmente divertido observando a Leah colocar dentro de un cesto rojo una caja de rosquillas, un par de sándwiches, una botella de agua y otra de zumo de granada. Un tubo de caramelos en forma de salvavidas, una bolsa de gomitas con sabor a frutas y una enorme bolsa de palomitas con caramelo.