—¡No entiendo cómo es que te puedes quejar por estar aquí!—masculló la castaña lanzándole una mirada con reproche.
—¿Por qué lo dices?—cuestionó Leah mirándola un momento.
—¡Esto es totalmente increíble!—anunció Alanis acomodándose las gafas de sol.
—¿Tú crees que me veo gorda?—preguntó la pelinegra y su mejor amiga rio.
—¿Lo dices por tu bebé?—Leah la fulminó la mirada y la chicavolvió a reír.—Por cierto, en mi bolso están las pruebas de...
—¡Cállate, tonta!—protestó la chica—Sí quieres puedes ir a decírselo a todo el mundo de una vez—añadió entornando los ojos. Alanis soltó una carcajada y suspiró.
—Pues no sería una mala idea, Leah. Sí de todos modos esas personas son la familia de tu esposo, que déjame decirte de una vez que está más bueno que un vaso de agua en el desierto, van a enterarse de todos modos y ese bebé, en caso de que haya y no sea más que una suposición, por ende todas estas personas son la familia del bebé en cuestión—explicó y Leah rio divertida.
—¿Más bueno que un vaso de agua en el desierto?—cuestionó la muchacha conteniendo una carcajada.
—¡Estúpida! Te acabo de dar una charla motivacional completa y todo lo que haces es preguntarme sobre sí tu marido está más bueno que un vaso de agua en el desierto cuándo es más obvio que si—se mofó cruzándose de brazos.—Escucha, Leah...sé que después de que te hagas ese test tu vida va a cambiar para bien o para mal pero va a cambiar...
—¿Es que no te das cuenta, Alanis?—murmuró la pelinegra—No puedo estar embarazada—musitó totalmente desesperada.
—¿Por qué no?—cuestionó la muchacha colocando sus manos encima de su plano estómago.
—Porque en cuanto el acta de matrimonio llegue desde Las Vegas vamos a comenzar con los tramites del divorcio ¿Te parece poco?—musitó observándola fijamente.
—Bueno si lo dices así de verdad que estás metida en un buen lío pero te divorcies o no...sí hay un bebé ahí dentro entonces no hay nada que puedas hacer y lo sabes—demandó la castaña.
—Lo sé...
—Así como también sabes que si existe un niñito dentro de ti entonces vas a tener que decírselo a Sebastián porque divorciada o no, ese niño también es suyo, es su padre y tiene tanto derechos como obligaciones—el corazón de Leah se aceleró de inmediato y soltó un largo suspiro.
Llevó su mirada hasta Sebastián y Esteban que se mantenían sentados unos metros delante de ellos charlando animadamente. De vez en cuando les lanzaban pequeñas miradas pero se volvían tan rápidamente que apenas y se daban cuenta de ello.
—Eso también lo sé...—anunció la pelinegra en voz baja.
—¿Por qué simplemente no vamos y te haces los test de una buena vez? Salimos de dudas rápido y todo cool—masculló Alanis sonriéndole ampliamente.
—La verdad...tengo miedo—declaró en voz baja.
—Ya lo sé pero tampoco puedes huir de la realidad toda la vida, Leah—musitó en medio de un suspiro—Vamos, Leah...las cosas como son... ¿en dónde está la chica que no le tiene miedo a nada? —cuestionó la castaña lanzándole una mirada determinada.
—De acuerdo, de acuerdo...vamos de una vez...
(...)
—¿Cuándo se lo piensas decir?—cuestionó Esteban jugueteando con la corcholata de la botella de una cerveza.
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Lo que pasa en Las Vegas...|S.Y.|Terminada.
Hayran KurguLo que pasa en Las Vegas definitivamente nunca se queda en Las Vegas. ¡Lo que pasa en Las Vegas...te sigue a Miami! _ _ _ _ _ _ _ _ _ Corregida*.