—¿Verdad que no hay nada más lindo que comer Hot dogs en la calle el día de tu cumpleaños?—cuestionó la chica antes de darle un mordisco a su comida. Sebastián rio totalmente divertido y se volvió a sentar en la acera. Leah se sentó a su lado y suspiró.—Me acabo de dar cuenta que esto de terminar sentado en las aceras definitivamente es lo tuyo, es bastante loco sí te lo piensas mejor—se burló y ambos rieron.
—¿Sabes que es más loco?—cuestionó él mirándole fugazmente.
—¿Qué?
—Que esta mañana mis amigos me trataban de convencer para que accediera a venir a Las Vegas y al final de cuentas ni siquiera están conmigo.—inquirió entornando los ojos.
Leah se limpió la boca con su servilleta y rio de nueva cuenta—Bueno, no puedes ser tan duro con ellos de todas maneras, no todos los días vienen a Las Vegas y consiguen chicas en las discotecas—anunció encogiéndose de hombros de manera despreocupada.
—Encima terminé celebrando mi cumpleaños con una desconocida, sí mamá se enterara alguna vez que hice esto te prometo que me sometería a un sermón de tres horas—la muchacha volvió a reír y suspiró.
—Sí...supongo entonces que es mejor que no le cuentes nada—Sebastián suspiró y la observó de reojo.
—¿A dónde vamos a ir ahora?—cuestionó poniéndose de pie de nueva cuenta. Leah parpadeó un par de veces y sonrió ampliamente dándose cuenta que en cuestión de minutos ese chico ya le había tomado confianza.
Y eso le gustaba.
—Bien, podemos ir a un casino o algo así—sugirió ella despreocupadamente.
—¿Apostaremos?—preguntó el muchacho y ella rio.
—No. Pero podemos disfrutar viendo lo que hacen los demás...hay tantas películas de estafas maestras que te muestran cómo hacerlo...más que parecer películas parecen tutoriales de YouTube, podríamos aplicar alguna que otra y...—se quedó en silencio apenas se dio cuenta del rostro contrariado del muchacho que la observaba horrorizado.—Es una broma, por dios... ¿A caso tengo cara de delincuente juvenil?
—No en realidad—murmuró encogiéndose de hombros.
—¿Entonces confías en mí?—Sebastián rio.
—Te he estado siguiendo toda la noche desde que nos fuimos de la discoteca ¿de verdad crees que lo haría sino confiara en ti?—preguntó él y ambos rieron.
—Entonces vamos a que yo te muestre que tan divertido puede ser estar en Las Vegas...
Sebastián rio y tomó su mano antes de tirar de ella suavemente para hacerla avanzar. Primero pasaron un largo rato sentados en lo alto de un puente contemplando como las personas iban y venían de un lado a otro demasiado ocupados como para notar al par de muchachos. La ciudad completamente iluminada y disfrutando del bullicio provocado por los automóviles.
Después entraron en un lujoso casino abarrotado de personas envueltas en finos trajes y vestidos demasiado provocativo. Leah rio observando el rostro contrariado de su acompañante y tiró de él para hacerlo reaccionar. Avanzaron hasta la barra de bebidas dónde un barman bastante atractivo hacía malabares con las botellas.
Leah se sentó en uno de los altos taburetes y apoyó sus brazos en la barra de madera contemplando las decenas de botellas de diferentes bebidas alcohólicas que se alineaban detrás del muchacho que seguían impresionando a todo aquel que viera en su dirección—¿Quieres algo de tomar?—cuestionó la voz de un muchacho rubio por encima de la música del lugar en dirección a la pelinegra que le sonreía levemente.
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Lo que pasa en Las Vegas...|S.Y.|Terminada.
FanfictionLo que pasa en Las Vegas definitivamente nunca se queda en Las Vegas. ¡Lo que pasa en Las Vegas...te sigue a Miami! _ _ _ _ _ _ _ _ _ Corregida*.