C6: Mala mentirosa.

586 50 2
                                    

—¿Qué?—chilló la muchacha del otro lado de la línea telefónica.—¿Te volviste loco, cierto?—cuestionó totalmente estupefacta.

—No.—respondió Sebastián apretando con más fuerza el aparato sobre su oído.—Esta mañana la madre de Sofía envió a casa un regalo de bodas y de esa manera fue como mamá se enteró que me casé en Las Vegas, se puso furiosa y comenzó a cuestionarme sobre dónde demonios estabas y por qué rayos no estábamos viviendo juntos—explicó de manera lenta jugueteando con un diminuto balón de fútbol de peluche.

—¿Entonces Sofía se lo dijo?—el chico dejó escapar el aire de sus pulmones y asintió de inmediato.

—Es la única manera en la que esa mujer se pudo haber enterado de eso—hizo una pausa—pero bueno; eso justo ahora es el menor de nuestros problemas, Leah...mamá quiere que te invite a comer a casa el día de hoy—anunció y la chica soltó un gemido de sorpresa.

—¿Qué? ¿Me estás haciendo una broma, verdad?—cuestionó llena de confusión.

—No. No es una broma, es de verdad—respondió.

—¡Joder, Sebastián! ¿Cómo crees que voy a ir a tu casa a comer? En primer lugar tus padres van a hacer millones de preguntas que no sabré como demonios responder—señaló.—En segundo ¿Por qué no le dijiste que pronto vamos a divorciarnos? Y tercero, no me gustan las mentiras...soy una mala mentirosa, soy tan mala que las personas siempre terminan enterándose que estoy mintiendo—Sebastián se llevó la mano derecha al puente de la nariz y negó un poco.

—Escúchame, Leah...es sólo un rato—anunció—Si quieres nos vemos antes de la comida para que repasemos todas y cada una de las cosas que vamos a decir para no echarnos de cabeza mutuamente porque en las películas eso siempre sale bien pero no en la vida real—agregó él.—Por favor, Leah...

Ella se quedó en completo silencio del otro lado de la línea telefónica procesando la nueva información que él le estaba dando.—De acuerdo...—susurró simplemente.

—Necesito que me hagas otro enorme, enorme, enorme favor—pidió jugueteando de nueva cuenta con el esférico de felpa.

—¿Si? Tengo la ligera sospecha que lo siguiente que salga de tus labios no va a gustarme ¿estoy bien o estoy mal?—el chico rio un poco y negó débilmente.

—Pues de hecho es así...—murmuró él—Necesito que vengas conmigo al campamento familiar que organiza mi familia cada año...este año mamá ya le ha contado a mis tías y abuela que me casé y no me han dejado de enviar mensajes para felicitarme y otros para reclamarme toda la mañana por lo apresurado que fue todo...por favor ven conmigo, Leah. Es una semana completa pero te prometo que va a ser muy divertido—Leah negó un poco.

—No creo que sea una buena idea, ya te dije que soy una mala mentirosa y terminaré arruinándolo, Sebastián...además...

—Por favor...míralo como sí fuesen unas vacaciones divertidas con tu pronto ex marido—imploró el chico y Leah soltó una risita divertida.

—De acuerdo, Sebastián Yatra, tú ganas...pero te prometo que sí algo sale mal y terminamos expuestos no volveré a atender a tus llamados. ¿Me entendiste?—el muchacho suspiró totalmente aliviado y asintió incluso aunque ella no pudiese verlo.

(...)

—Así que se conocieron aquí en Miami—comentó la madre del chico lanzándole una sonrisa genuina a Leah.

—Sí. En el último año de la universidad—respondió la pelinegra recitando cada una de las palabras que Sebastián y ella habían acordado un par de horas antes.

Lo que pasa en Las Vegas...|S.Y.|Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora