4. Anoche, supe qué quería decir. Pero tú no estabas allí para oírlo.

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Se despertó a la mañana siguiente en su compartimento pequeño y solitario, con la ventanilla abierta y una radio despertador encendida. Al otro lado de la ventanilla se mecían con calma los pinos y abetos de un bosque. Chanyeol se hallaba en una cama estrecha de hierro esmaltado de dorado, navegando por su subconsciente, saboreando el regusto de un sueño que quería desaparecer. Tratando de deslizarse nuevamente en él, aunque fuese solo para entenderlo, pero éste se iba desvaneciendo. Tras varios intentos fallidos, se levantó tambaleante y, una vez se hubo aseado, se dirigió al vagón restaurante en busca de algo de café.

"Está bien." Dijo Jongdae. "Veamos si lo he entendido. Entonces, dices que nunca ha bajado de este tren, como un espíritu atado a una mansión embrujada, como un vampiro al que no le puede dar el sol."

Chanyeol suspiró.

"Sí." Asintió Jongin balanceándose en el taburete, entre Jongdae y Chanyeol. "La pregunta no es si es un vampiro o un espíritu. La pregunta es cómo le hago esa pregunta."

"¿Pero qué hay de malo en eso? Actúas como si hubiera intentado hacer daño a alguien". Dijo Jongdae mientras relamía restos de café de sus labios.

"Técnicamente..." Murmuró Jongin. Exhaló Chanyeol. Una puerta se abrió y cerró.

Jongdae alzó su cabeza hacia la puerta. "¿Era él?"

"No, Kyungsoo está ocupado en la cocina" Jongin frunció el ceño.

Chanyeol suspiró de manera más exagerada.

"¿Estás enfermo?" el otro preguntó sin mirarle.

"Tal vez." Chanyeol sacudió su cabeza. "No lo creo."

Jongin se levantó de su asiento, golpeando suavemente el hombro de Chanyeol y se marchó por la puerta por la que nadie entró. Jongdae mientras, sacudió un periódico y lo abrió. Vestía los mismos zapatos que ayer. Aburrido del repentino silencio, Chanyeol intentó empezar una conversación. "Te ves mejor que la última vez que te vi" Jongdae habló antes que él. "¿Ya duermes bien?"

Chanyeol se aclaró la garganta, de repente acorralado. "Desde entonces, no." Dijo. "Aunque ayer sí". Otro suspiro.

"¿Qué te pasa, Chanyeol?" Preguntó Jongdae tras dar un sorbo a su café. "¿Qué te pasa de verdad?"

"Creo que estoy perdiendo mi mente cuerda".

Fuera llovía, como una noche cinco años atrás, cuando los latidos de su corazón lo despertaron para siempre. Era como si llevara días corriendo. Su garganta, cuello y pecho ardían con violencia. No podía gritar, no podía pedir ayuda. Tuvo suerte de que su hermana entrase a su habitación a darle las buenas noches y, entonces, también el resto de su vida. Pasó los siguientes días visitando el hospital, donde conoció a Jongdae. Jongdae, quien voluntariamente se encargaba de leer libros a niños internados allí.

"Había olvidado aquello" sonrió Jongdae, esta vez más ampliamente. "¿Cómo era...?"

"No lo sé".

"Todas las personas, en distintas proporciones, poseen dos tipos de mente. La mente cuerda es esa parte de nuestro ser que piensa antes de actuar." Recitó dejando el periódico a un lado lentamente. "La otra parte se deja llevar por impulsos que cree que le conducirán a lo que, insisto, cree que quiere en realidad." Sonrió medio avergonzado.

Chanyeol estuvo a punto de ponerse de pie y aplaudir pero Jongin entró, solo él, por la misma puerta intentando contener la risa.

"No debes preocuparte si es así. Conocí a la persona que lo escribió. Era todo mente cuerda". Dijo Jongdae dejando escapar un profundo suspiro.

Canciones azules para cobardes. [Chanbaek/Sechen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora