Un chico de cabellos y ojos tan negros como la noche sonreía mientras observaba su pequeña y primera obra realizada en aquella noche. Había logrado que aquel hombre realizara aquella gran estafa, era cierto el hecho de que aquel tipo disfrutaría del dinero que habría obtenido de aquella hazaña pero lo pagaría muy caro cuando su alma llegara al infierno y ahí a el le tocaría disfrutar de verlo sufrir.
Ese era su trabajo, si se le puede llamar así, ya que el se encargaba de entrampar a las personas, hacerlas caer en el pecado para después proclamar sus almas y hacerlas sufrir en el infierno para el deleite de el y el de los que eran como el.
No era una cosa sencilla, eso lo admitía, y era por el hecho de que existían los ángeles, aquellos molestezos seres de paz que complicaban su trabajo cada vez mas. Pero aun con ese inconveniente, el era el mejor en lo que hacia, nadie podía igualarle.
Sonrió con arrogancia, era por ese mismo hecho que pronto recibiría el titulo de Príncipe de los Demonios, si un titulo digno para el y solo para el. Muy pronto seria el líder de los habitantes de su mundo, ansiaba que pronto llegara ese día, sin embargo primero tendría que cumplir un encargo.
La idea le pareció demasiado molesta, ¿porque tendría que demostrar que era el mejor cuando era realmente así? No lo entendía, pero en cuanto supo de que se trataba la misión acepto sin dudar. Por fin había llegado el momento en el que pudiera deshacerse de aquellos seres de luz.
Y no había duda de que lo haría muy bien, extendió sus alas –una vez que estuvo seguro que nadie lo veía – y emprendió vuelo para buscar a sus primeras víctimas. Ya pasada la noche termino por matar a su víctima #16. Si, aquello era demasiado fácil.
Observaba con una sonrisa como el ángel que se encontraba en el suelo frente a el se desvanecía por completo, aquel era el ultimo de esa noche, lo estaba logrando, un ángel menos en su lista. Alargo sus alas negras sin preocuparse si alguien lo veía pues ya era de madrugada y dudaba mucho que un ser humano estuviera andando a estas altas horas de la noche.
Emprendió vuelo por el cielo pasando por desapercibido debido ala negrura de la noche y voló hasta llegar a su destino, un portal que lo llevaba a su mundo. Una ves estando ahí su hermano menor fue el primero que lo recibió.
-Pensé que llegarias mas tarde, ya estaba feliz por tu ausencia y lo acabas de arruinar -¿Que? ¿Acaso esperaban que lo recibieran de buena manera y con un "Te extrañe"? No, aquí no sucede ese tipo de cosas, no este lugar donde solo reina los sentimientos de egoísmo, orgullo y celos-
-Pues siento arruinar tu felicidad hermanito -sonrió Yesung- es solo que me aburrí, todo aquello esta resultando mas fácil de lo que pensé, solo es un desperdicio de tiempo. Soy el mejor en lo que hago, porque no simplemente me dan el titulo y ya
-Pues eso preguntáselo a Heechul -mencionó Kyu mirándolo- el fue quien te mando a ese encargo
El pelinegro soltó un suspiro- no mejor dejalo así
-¿Que? ¿Acaso le tienes miedo? -pregunto Kyu con burla colocandose a su lado-
-Si ¿Quien no le tendría miedo a el? -pregunto Yesung mirándolo-
-Buen punto -hablo Kyu pensativo- bueno, hablando de otra cosa ¿Cuantos ángeles te faltan por matar?
-Solo tres para esta semana -menciono sin interés mirando a su hermano- mañana acabaré con ellos
-Bueno y ya sabes quienes son?
-Pues claro que si, incluso ya se sus nombres -sonrió- uno de ellos se llama Ryeowook, el otro Henry y por ultimo Sungmin
-No se si ví bien o no pero tus ojos brillaron al mencionar al tal Ryeowook -menciono con cierto interés para luego sonreír con maldad- ¿Es por lo que creo que es? -observo a su hermano sonreír, eso era un si- ¿Piensas hacer lo de la otra vez?
-Claro -sonrió Yesung- ese pequeño ángel esta como quiere -menciono mordiéndose el labio inferior para luego volver a sonreír por aquella idea que cruzo por su mente-
ESTÁS LEYENDO
Por ti lo dejaría todo
أدب الهواة¿El amor entre un demonio y un ángel puede ser posible?