Al entrar en mi habitación lo primero que hago es conectar mi móvil al cargador. Luego, me dirijo al armario y saco unos pantalones vaqueros desgastados y un crop top blanco, para substituir la ropa deportiva que me había puesto previamente, y también me pongo unas converse.
Después, me encamino hacia el baño. Una vez allí, abro uno de los cajones donde tenía guardado el maquillaje y saco lo necesario. Antes de comenzar a maquillarme me lavo los dientes y la cara y me la seco con una toalla. Luego aplico una prebase y tras esto, un poco de corrector en mis ojeras y alguna que otra marca, y lo sello todo con polvos matificantes para no parecer una estrella. También me hago la raya bastante fina y me echo máscara de pestañas para que luzcan más, porque tengo la maravillosa suerte de tener pestañas largas y rizadas, y rubias, por lo que nadie las ve. Para terminar me echo un poco de bálsamo labial y guardo todo en su sitio.
Luego me deshago la coleta y acomodo el pelo sutilmente con las manos para darle un toque despeinado, pero sin que se vea desaliñado del todo.Salgo de la habitación para encontrarme con Emma en la cocina, que para mi suerte, ya se encuentra lista.
—Vaya, vaya, ¿pero a quién tenemos aquí? Si parece que has salido del desfile de Victoria's Secret...
—¡Guau! ¿Pero tu desde cuando haces tales halagos? ¿Quién es usted y qué ha hecho con Emma Sanz?—bromeo—. Pero muchas gracias, tu también estás muy guapa Em.
—¡Gracias M&M!—que manía tiene con llamarme 'm&m' neno—Entonces, ¿nos vamos ya? ¿Desde cuando tardas más en arreglarte que yo?—me pregunta de forma vacilona.
—Desde que también me empiezo a arreglar más tarde que tu—contesto mientras cojo mi bolso y salimos del piso.
A lo largo de lo que quedaba de mañana Emma y yo nos recorremos todas las tiendas posibles que hay alrededor del barrio de Salamanca, haciendo alguna que otra compra, y a eso de las dos de la tarde nos encaminamos hacia Sol, pasando por la Puerta de Alcalá para quitar una foto para el Instagram de Emma, y nos sentamos a comer en un italiano que hay ya cerca de nuestro destino.
—¿Te vas a comer ese ravioli?—niego con la cabeza.
—Te juro que si a los treinta y cinco sigo soltera, me casaré con uno de estos—dice mientras se mete el trozo de pasta en la boca.
—Manu no va a dejar que estés soltera a los treinta y cinco...
—La vida da muchas vueltas, quizás me acabe cansando del y mandándolo a paseo—suspira.— ¿Quién sabe?
—Sabes que eso no va a pasar—me río y vuelvo a negar con la cabeza.— Tengo yo más posibilidades de salir con Justin Bieber que tu de dejar a Manu.
—Justin se va a casar con Hailey Baldwin, ya verás.
—Que no, Justin y Selena van a volver, ya verás—digo imitando su gesto.
—Selena está con The Weeknd y son las cosa más mona del mundo—Señala.
Emma y Miriam fangirls de modo on. Aún parece que fue ayer cuando nos plantamos a las siete menos cuarto de la mañana a las puertas del, por aquel entonces, Barclaycard Center, para conseguir estar los más cerca posible al escenario para ver a Justin. Bueno, fue hace menos de un año, por lo que técnicamente tampoco hacía tanto.
Después de comer nos recorremos varias calles alrededor de la Puerta del Sol, no sin antes no pararnos en La Cure Gourmande, nuestro lugar favorito, las gallegas más ricas del mundo; si algún día vas a Madrid, tienes que probarlas, es una orden.
—Mira, ¡Es Theo!—dice entonces casi gritando Emma.
—¿Dónde?—pregunto mientras miro alrededor, sin tener ni idea de quién era Theo.
—En el escaparate tonta—señala entonces la tienda del Real Madrid.
—Ah, ya—digo sin darle mucha importancia— Y Asensio, Ramos y Marcelo—me encojo de hombros.
—No, Miriam, Theo es uno de los mejores amigos de Manu—aclara
—¿Theo Hernández?—asiente, madre mía, eso si que no me lo esperaba—. ¿Qué acaba de fichar por el Madrid?—vuelve a asentir.
—Ese mismo, y anda, cierra la boca, que te van a entrar moscas—vacila—. Lo conocimos... bueno, conocí, cuando fuimos a visitar al padre de Manu que ahora vive en Vitoria con su nueva mujer... oye, ¿qué tal si nos movemos de aquí?—cambia de tema.
—Uy, si—llevábamos unos minutos paradas delante de la tienda y comenzábamos a parecer un par de fans un poco perdidas—. Sigue contando—le pido.
—Pues eso, Theo jugaba con el Alavés así que estaba en Vitoria cuando fuimos, y quedó con Manu un día—hace una pausa para darle un sorbo a su café—. Eso es todo, me cae bien—aclara.
—Que guay.
—Theo tiene novia. Lo digo por si estabas interesada en el—me guiña un ojo y niego con la cabeza.
—Emma, sabes que yo no soy así, y que no necesito ni quiero novio o algo por el estilo. Ahora mismo los estudios son lo primero—aclaro—. Y Adriana me parece maja.
—Lo es, algún día te la presento.
—Trato hecho—digo mientras nos damos un apretón de manos.
Nuestro día de compras acaba con una Emma y una Miriam muy cansadas comprando un helado en una heladería que quedaba en la calle de nuestro piso, que a continuación caerían rendidas en el sofá nada más llegar a casa. Mañana sería domingo, lo que significaba la llegaba de Brisa a Madrid, el lunes la tendríamos dando saltitos por el piso adelante, y el martes, empezábamos de nuevo las clases, y las ganas no nos podían faltar más. Por lo menos a mí.
***
(N/A): ¡Hola! Nunca he escrito una nota de estas así que esto va a ser gracioso. Bueno, antes de nada quería pediros perdon a todos los que hayáis estado esperando treinta mil años a que actualizase, si es que hay alguien.
Y bueno, realmente era solo eso, espero que os esté gustando lo que lleváis leído, y os agradezco que lo hayáis hecho y eso. Y que si tenéis un segundo para comentar cualquier chorrada, la que queráis, ya sea vuestra parte favorita, qué os está pareciendo, si cambiaríais algo...o cualquier crítica, siempre y cuando no sea destructiva, yo encantada de leeros :)
Y por último, voy a intentar actualizar, a partir de hoy, todos los martes, jueves y sábados a las 20:00.
Venga ya me voy jaja salu2.
(probablemente nadie lea la nota).
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Besa la verdad | Marco Asensio
FanfictionNunca se iría de mi mente. Creo que parte de mi lo supo desde la primera vez que le vi, aunque evitase pensar en el. Sabía que las posibilidades de que algo así acabase sucediendo eran nulas, algo así como menos de una entre un billón, pero a toda c...