—Decías que eras gallega, ¿no, Miriam? —asiento —. ¿De qué zona?—pregunta Lucas.
—Bueno... nací en Santiago, pero desde que tengo uso de memoria vivo en un pueblo al lado de A Coruña —le explico—. Bueno, vivía —añado.
—¡No jodas!—exclama sorprendido—.¡Yo también! ¿dónde?
—Sada —contesto.
—Eh, espera, espera —interrumpe Marco Asensio, introduciéndose así en la conversación por primera vez en toda la noche—. No serás del Dépor...
—Pues sí —digo muy seria —. A muerte.
Todos echan una carcajada.
—¿En serio? ¿el Dépor? Todos sabemos que está perdido —añade Borja.
—¡Oye! —me quejo —. Algún día volveremos a ganar la liga y entonces os lo restregaré. A todos vosotros —los señalo.
—Si, en segunda división —bromea Marco y Lucas le sigue el rollo.
—Muy bien —digo seria —. Como ya veo que os vais a seguir comportando como una panda de monos inevolucionados, mejor me voy —comento mientras me levanto y me encamino hacia la terraza, cuando siento un agarre en mi muñeca y un escalofrío que me recorre la espalda.
—Espera —dice —. No te habrás picado, ¿no? Porque te juro que lo que menos quería era ofenderte.
—No, no te preocupes, la verdad es que me apetecía salir a tomar el aire desde hace un rato, y me pareció un buen momento para desaparecer —me encojo de hombros —. No soy de las que se pican por cualquier cosa.
—Entonces no te molestará que te acompañe... —masculla.
—Adelante —sonrío al mallorquín—. Pero infravaloráis al Dépor, que lo sepas. El súper Dépor volverá algún día, y entonces te diré que te lo dije —añado a medida que nos movemos por el local en busca de la terraza.
—Si, señor.
A medida que andamos entre la multitud me agarro a su mano por instinto, como suelo hacer siempre que estoy en este tipo de sitios con cualquiera de mis amigas. Marco tampoco hace nada para deshacerse de mi agarre así que yo tampoco la retiro una vez me doy cuenta de ello, haciéndome la loca.
Una vez llegamos a una cristalera Marco se deshace de mi agarre y se dirige hacía la puerta, para, a continuación, abrirla, dejándome pasar delante. Una vez salgo me encamino hacia la barandilla, y ambos nos paramos al llegar a esta. A nuestros pies se alzaba Gran Vía, dominada por la vida nocturna de Madrid en aquel instante.
Poso mis manos sobre la barandilla y me inclino sobre esta, mirando hacia abajo. Giro mi cabeza hacia la derecha y observo un rato a Marco, que mira hacia la Luna. Después fijo mi miraba también en ella y nos mantenemos así durante un rato, en silencio. No un silencio incómodo, ni tenso, sino un silencio agradable. El cielo estaba bastante descubierto, por lo que se podía apreciar el brillo de ciertas estrellas, a pesar de la luz y la gran contaminación de la ciudad, e incluso juraría haber visto a Venus.
—Mira —dice Marco señalando hacia el cielo —. Esa es la...
—La osa menor —completo —. Y allí está la osa mayor —digo señalando en otra dirección. Marco me miró perplejo. —. ¿Qué pasa?
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Besa la verdad | Marco Asensio
FanficNunca se iría de mi mente. Creo que parte de mi lo supo desde la primera vez que le vi, aunque evitase pensar en el. Sabía que las posibilidades de que algo así acabase sucediendo eran nulas, algo así como menos de una entre un billón, pero a toda c...